Si hiciéramos un breve pero crítico repaso desde los albores de la prehistoria del cante flamenco, es decir desde el conocimiento relativamente documentado de artistas como Tío Luís el de La Juliana, Tía María La Jaca, Tío Luís El Macarrón, Tío Abejorro o Frasco El Colorao, todos ellos exponentes de su arte desde el último cuarto del siglo XVIII hasta el primer tercio del XIX, conformando la “Edad del Hierro” de lo jondo, y por lo tanto periodo previo de su historia. Siguiéramos a través de esa primera “Edad de Oro”, que se puede extender a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XIX, con artistas míticos de la talla de El Planeta, El Fillo, Silverio, El Nitri, Paquirri El Guanté, María Borrico, El Mellizo, Curro Dulce, Francisco La Perla, El Viejo de La Isla, Antonio Cagancho, Perico Frascola, Diego Marrurro, Manuel Molina, El Loco Mateo, Paco La Luz, Juanelo, Agustín Talega, Joaquín el de La Paula, Ramón el de Triana, hasta llegar a los ejecutores de las primeras grabaciones en cilindros de cera y posteriores discos de pizarra, como El Mochuelo, Juan Breva, Antonio Chacón, Manuel Torre o La Niña de los Peines, y todos los demás sobradamente conocidos. Llegaríamos a fecha de hoy, no sin antes citar que en el intervalo que va se 1955 a 1983 situaríamos la segunda “Edad de Oro” del cante, también con una gloriosa nómina de artistas. Analizáramos minuciosamente la importancia de todos ellos como sobresalientes del mundo flamenco y creadores de sus formas, es muy probable que llegáramos a la conclusión que el cantaor más grande, importante y trascendental de la nutrida nómina de los mismos, ha sido, es y será durante mucho tiempo el Maestro de Los Alcores: D. Antonio Cruz García, o El Niño de Rafael, o El Niño de Mairena o Antonio Mairena, o simplemente, como lo conocemos los aficionados, El Maestro.Y el maestro impartió su sapiencia entre nosotros y se nos quedó para siempre en nuestra retina y en nuestra memoria emocional. Tuvimos la dicha de conocerlo, de saborear su arte, cautivarnos con su bonhomía, admirando a la vez su lustre y elegancia señorial. Nadie como él portando el sombrero cordobés. Nadie con ese donaire tan especial, con su pañuelo al cuello a juego con el del bolso superior de sus impecables trajes a medida. Tan sólo en dos ocasiones su presencia llenó por completo el tiempo y el espacio de Zamora. Presencias más que suficientes para que, alguien con un cociente de inteligencia tan sumamente elevado, captara la sensibilidad musical de los zamoranos y su clara inclinación por el flamenco. Por todo ello, El Maestro bautizó a nuestra ciudad como “La Andalucía del Norte”.La primera de esas presencias, y en la que recibe el primer homenaje, es el martes 27 de Junio de 1972, en el Parque del Castillo, con motivo del II Festival Flamenco de San Pedro. Fue acompañado por los siguientes artistas: Fosforito, José Menese, Camarón de La Isla, Curro Mairena y Curro Malena, al cante. Pepa Coral y El Mimbre, al baile. Finalmente, los tocaores fueron, Melchor de Mairena, Paco de Lucía, Ramón de Algeciras y Juan Habichuela. Su actuación resultó ser apoteósica.En la segunda ocasión, su estancia se aprovechó inaugurando oficialmente la Peña Flamenca de Toro, para posteriormente recibir un multitudinario y sentido homenaje en el Teatro Principal. Fue el 22 de Noviembre de 1980. En está ocasión D. Antonio es arropado por los eternamente recordados, Patxi Acevedo, como cartelista. Waldo Santos, como presentador. Paco Vallecillo, como conferenciante. Su hermano Curro Mairena como cantaor. Poniendo el delicado toque de guitarra a esta redonda noche, el convaleciente Parrilla de Jerez. Además, Federico Vázquez, fundador y primer presidente de La Peña Flamenca de Zamora, colaboró con Waldo, primer secretario de la misma, en las tareas propias de la presentación y coordinación del acto.Pudo haber una tercera. Reservas de hotel y billetes de viaje lo atestiguan. Sus sempiternos problemas de salud se lo impidieron. Fue con del IV Congreso de Actividades Flamencas, cuya presidencia de honor el ostentaba. La fecha: Septiembre de 1978. Breves apuntes biográficos.
Algunos de sus biógrafos sitúan la fecha del 7 de Septiembre de 1909 como la de su nacimiento. Sin embargo, tanto en una partida de nacimiento como en otra de bautismo, ambas de Marzo de 1976, publicadas en el libro de Paco Vallecillo “Antonio Mairena, la pequeña historia”, es el 5 y no el 7 la fecha que aparece. Por lo que podemos afirmar que El Maestro se hizo definitivamente “Razón Incorpórea” el mismo día en que cumplía los 74 años. Es decir, que el pasado viernes día 5 se cumplieron los veinticinco años sin la presencia física de Antonio Mairena. Pero vayamos por partes.Nace en Mairena del Alcor, hijo de Rafael Cruz Vargas y de Aurora García Heredia, ambos gitanos, para aclarar tergiversaciones mal intencionadas. Fue la esposa de su padre en segundas nupcias, Ángeles García Vanda, quien era paya. Así, su hermano Manuel Mairena y Ángeles, son los únicos poseedores de “las dos sangres”. Y no nuestro protagonista, que era exclusivamente gitano.Su padre, emparentado con los Pavón (Arturo, Pastora y Tomás), con los Talega de Alcalá (Agustín, Joaquín el de La Paula, Juan Talega, Manolito María, etc.), y amigo personal de Manuel Torre, le infunde al joven Antoñito su profunda pasión por el “ancestral arte de los gitanos”. También por el noble oficio de la fragua. En este caso la transmisión no prendió en el llamado a ser referente flamenco universal. Lo que no quita que Antonio conociera los entresijos de la doma férrea. De su madre, por la que sentía auténtico fervor, aprendió a dar esa salerosa patadita, como nos lo demostró a los zamoranos, en el cante por bulerías.Según nos manifiesta en “Las confesiones …”, en una fiesta en honor al gran bailaor Faico ofrecida en Mairena, Antonio que no había llegado a la pubertad, se destapó con unos tangos, creación personal de su prima Pastora, La Niña de Los Peines, haciendo las delicias de los congregados. No obstante, papá Rafael, aduciendo motivos económicos no deja que el joven prodigio se inscribiera en el histórico I Concurso de Cante Jondo de Granada en Junio de 1922. ¿Qué habría ocurrido de haber participado en dicho concurso el Maestro de Los Alcores? Nunca lo sabremos. Sabemos que ganó El Tenazas de Morón y que el segundo premio fue para el Niño Caracol, dos meses mayor que nuestro protagonista y unos días antes de cumplir los trece años.Como también él mismo nos manifiesta, a los 15 años gana su primer concurso, veinte duros de los de entonces, en su localidad natal. Y lo más importante de todo, de la mano del presidente del jurado: Tío Joaquín el de La Paula, por quién sentía probada veneración. Por esa época era conocido como Niño de Rafael. Es ya bien entrada la década de los treinta cuando pasa a llamarse Niño de Mairena. Es precisamente en el verano de 1930, sin haber cumplido lo 21 años cuando demuestra sus buenas dotes organizadoras y persuasivas para hacer actuar en Mairena al “Majareta”, esto es, Manuel Torre. Fueron dos noches seguidas inolvidables, y con el pasaporte para la eternidad en el bolsillo del inmortal jerezano. Antonio intenta engancharse, sin éxito, a la ventisca de La Ópera Flamenca. Su cante es depositario de muchos quilates para insertarse como metal de baja estofa. Esto lo obliga a cantar para aficionados y señoritos en las interminables juergas de la sevillana Alameda de Hércules. Sin duda buena escuela para el cante y buena licenciatura para la vida. Incluso por esa época monta una tabernita en su pueblo que termina cerrando enseguida por ser más los gastos de las fiestas que los ingresos por consumo.Del cuarenta y uno al cuarenta y cinco canta para acompañar a Juanita Reina y Pilar López, hermana de la Argentinita. Hasta el cincuenta actúa en diferentes colmaos madrileños. Se enrola en la compañía de Teresa y Luisillo recorriendo diversos países europeos, para finalmente formar parte durante diez largos años, como destacada figura, del ballet de Antonio “El Bailarín”.Desde mediados de la década de los cincuenta, tal vez como consecuencia de la publicación de “Flamencología” de González Climent, se produce un giro de 180º en el mundo del flamenco. O tal vez, porqué la ópera flamenca termina empalagando, nuestro país necesita respirar el aire fresco de las corrientes de modernidad europeas, encaja como anillo al dedo el libro del hispano – argentino Anselmo. El caso es que esa fecha, 1955, será la que nos marca un antes y un después en el devenir flamenco. Se cierra el ciclo de flamenco – varietés y se abre la “Segunda Edad de Oro”, con una deidad suprema: D. Antonio Mairena.
El porqué de su grandeza o algunas de las aportaciones del Maestro.
Decíamos al comienzo de estas modestas líneas que consideramos al sevillano como el cantaor posiblemente más importante y trascendente de la historia conocida del flamenco. Teniendo en cuenta la necesidad de comparación que tenemos para la captación de las diferencias valiosas, vamos a exponer brevemente algunas de las peculiaridades de algunos de ellos y las aportaciones del Maestro. El Planeta y el Fillo: La conexión con la prehistoria. Antonio Mairena, recogiendo algunas de las valiosas aportaciones de la ópera flamenca, conecta la rica tradición musical de la segunda mitad del diecinueve y primer tercio del veinte con la segunda edad de oro referida.Silverio Franconetti, reordena, fija y saca al cante de los círculos íntimos llevándolo a los Cafés-cantante. Mairena recupera, “reinventa”, y graba más estilos y variantes de soleares y seguiriyas que nadie. Algunas claramente desarrolladas por él pero astutamente atribuidas a otros. Por ejemplo, ¿Hasta que punto el pobre Charamusco, y no el Maestro de los Alcores, realiza su soleá de Triana, grabada en su último disco “Al calor de mis recuerdos”? En fin, sus cantes son referencia obligada para generaciones contemporáneas y posteriores. Es la estrella mediática de los festivales, congregando por primera vez en la historia del flamenco multitudes de tres cifras.Antonio Chacón, crea, reelabora, ordena y le da el definitivo rango de jondura a los cantes libres o derivados del fandango. Además, acerca de forma definitiva el flamenco a los grandes públicos a través de los espacios teatrales. Antonio Mairena, en sus grabaciones oficiales únicamente nos ha dejado cuatro palos por esos aires minero – levantinos (Cartageneras, granaínas, malagueñas y tarantos). Ahí el jerezano es claramente superior. No así en el acercamiento de multitudes al excelso arte.Pepe Marchena, epicentro de La Ópera Flamenca, lo populariza de forma definitiva desde las plazas de toros y las ondas de radio. Previa “dulcificación” y “estiramiento hasta la extenuación de los melos”, más buscando una forma de efectismo que una transmisión musical por derecho. Consigue gran popularidad y reconocimiento. Mairena consigue éxitos tan rotundos sin distorsionar la esencialidad. Además nadie como él estuvo en posesión de la Medalla del mérito al Trabajo, la Medalla de Oro de las Bellas Artes y el nombramiento de Hijo Predilecto de Andalucía.La Niña de los Peines, además de rescatar cantes en riesgo de pérdida, se cuela en todos los hogares que disponen del correspondiente aparato de radio, y también se le puede considerar nuestra mejor embajadora allende las fronteras. A pesar de su fobia a volar, Mairena dejó muestras rotundas de la música española más genuinamente universal a lo largo y ancho del globo terráqueo. Sin embargo, en cuanto a obra grabada por Pastora y su comparación con la de Antonio, es difícil tomar partido. No obstante, dejando al margen los directos y las grabaciones privadas, su discografía de divulgación comercial asciende a doscientos un registros, de 1941 a 1983. Finalmente, Manuel Torre, transporta con su bagaje artístico toda la ancestral tradición de lo que discutiblemente se ha venido denominando cantes básicos, e incluso rizando más el rizo cantes gitanos. El cante de Manuel es el que más y mejor llega a la intelectualidad española del primer tercio del pasado siglo. Manuel de Falla, García Lorca, Rafael Alberti, Andrés Segovia, Turina, y en general todos los componentes de la Generación del 27 incluyendo a su gran mecenas Ignacio Sánchez Mejías, no sólo son grandes degustadores de este excelso arte si no que lo son del Niño de Jerez. Respecto al rol de puente entre pasado y presente en Mairena no vamos a insistir. Si lo haremos en cuanto a sus especiales habilidades sociales y su bonhomía se refiere. Sin duda, como se ha dicho, producto de su portentosa inteligencia. Habilidades que lo hacen acreedor de una consideración y trato delicado en los ámbitos del saber. Es el primer cantaor que, de forma oficial “entra” en la universidad española. Concretamente, y después de habérsele otorgado La Llave del Cante en 1962, en la ciudad de Córdoba, en la Facultad de Veterinaria de esta misma ciudad lo invistieron como profesor Honoris Causa, respondiendo Antonio con un generoso y redondo recital.
Discografía
Obra discográfica completa. (1941 a 1983) Caja con 16 CDs. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. (Pueden encontrarse como préstamo en La Casa de la Cultura).
Antonio Mairena. Actuaciones históricas. (2005) 2CDs. Actuaciones en directo desde 1970 hasta 1981. RTVE.
Flamenco y Universidad, Vol. II. Antonio Mairena. (2006) 1CD. Actuación en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, Universidad de Sevilla en Marzo de 1969. Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco.
“Así fue …” . Recital en El Taranto de Almería. (2006) 1CD. Actuación en directo el 26 de Febrero de 1977 en la Peña El Taranto de Almería. Pasarela.
50 años de luz y duende. (2007) 1 CD. Actuaciones privadas, grabadas, seleccionadas y editadas por Juan Antonio Muñoz y El Flamenco Vive. Se comercializa con el libro “Mis recuerdos de Antonio Mairena”.
Bibliografía básica. Sólo libros.
Propia:
Mundo y formas del flamenco. Primera edición de 1963. Tres ediciones posteriores. La última del 2004. Revista de Occidente. Última, Bienal de Sevilla y Peña Amigos del Flamenco de Extremadura. La redacción de este libro primordial en la bibliografía flamenca corrió a cargo del escritor Ricardo Molina.
Las confesiones de Antonio Mairena. (1976). Autobiografía elaborada por Alberto García Ulecia. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.
Sobre Antonio Mairena:
Antonio Mairena: La pequeña historia. (1988). Francisco Vallecillo. Texto elaborado en formato de entrevista por María Rosa Fiszbein y Carlos Arbelos. Fundación Andaluza de Flamenco.
Antonio Mairena, su obra, su significado. (1989). Fernando Quiñones. Cinterco.
Antonio Mairena en el mundo de la seguiriya y la soleá. (1992). Luís Soler Guevara y Ramón Soler Díaz. Fundación Antonio Mairena y Consejería de Cultura de La Junta de Andalucía.
Los cantes de Antonio Mairena. (Comentarios a su obra discográfica) (2004). Luís Soler Guevara y Ramón Soler Díaz. Tartessos.
La vida y la muerte en Antonio Mairena. (2006). José María Bonachera García. Pre – textos.
Mis recuerdos de Antonio Mairena. (2007). Juan Antonio Muñoz. Editado por el autor. (Se acompaña del CD 50 años de luz y duende).
Algunos de sus biógrafos sitúan la fecha del 7 de Septiembre de 1909 como la de su nacimiento. Sin embargo, tanto en una partida de nacimiento como en otra de bautismo, ambas de Marzo de 1976, publicadas en el libro de Paco Vallecillo “Antonio Mairena, la pequeña historia”, es el 5 y no el 7 la fecha que aparece. Por lo que podemos afirmar que El Maestro se hizo definitivamente “Razón Incorpórea” el mismo día en que cumplía los 74 años. Es decir, que el pasado viernes día 5 se cumplieron los veinticinco años sin la presencia física de Antonio Mairena. Pero vayamos por partes.Nace en Mairena del Alcor, hijo de Rafael Cruz Vargas y de Aurora García Heredia, ambos gitanos, para aclarar tergiversaciones mal intencionadas. Fue la esposa de su padre en segundas nupcias, Ángeles García Vanda, quien era paya. Así, su hermano Manuel Mairena y Ángeles, son los únicos poseedores de “las dos sangres”. Y no nuestro protagonista, que era exclusivamente gitano.Su padre, emparentado con los Pavón (Arturo, Pastora y Tomás), con los Talega de Alcalá (Agustín, Joaquín el de La Paula, Juan Talega, Manolito María, etc.), y amigo personal de Manuel Torre, le infunde al joven Antoñito su profunda pasión por el “ancestral arte de los gitanos”. También por el noble oficio de la fragua. En este caso la transmisión no prendió en el llamado a ser referente flamenco universal. Lo que no quita que Antonio conociera los entresijos de la doma férrea. De su madre, por la que sentía auténtico fervor, aprendió a dar esa salerosa patadita, como nos lo demostró a los zamoranos, en el cante por bulerías.Según nos manifiesta en “Las confesiones …”, en una fiesta en honor al gran bailaor Faico ofrecida en Mairena, Antonio que no había llegado a la pubertad, se destapó con unos tangos, creación personal de su prima Pastora, La Niña de Los Peines, haciendo las delicias de los congregados. No obstante, papá Rafael, aduciendo motivos económicos no deja que el joven prodigio se inscribiera en el histórico I Concurso de Cante Jondo de Granada en Junio de 1922. ¿Qué habría ocurrido de haber participado en dicho concurso el Maestro de Los Alcores? Nunca lo sabremos. Sabemos que ganó El Tenazas de Morón y que el segundo premio fue para el Niño Caracol, dos meses mayor que nuestro protagonista y unos días antes de cumplir los trece años.Como también él mismo nos manifiesta, a los 15 años gana su primer concurso, veinte duros de los de entonces, en su localidad natal. Y lo más importante de todo, de la mano del presidente del jurado: Tío Joaquín el de La Paula, por quién sentía probada veneración. Por esa época era conocido como Niño de Rafael. Es ya bien entrada la década de los treinta cuando pasa a llamarse Niño de Mairena. Es precisamente en el verano de 1930, sin haber cumplido lo 21 años cuando demuestra sus buenas dotes organizadoras y persuasivas para hacer actuar en Mairena al “Majareta”, esto es, Manuel Torre. Fueron dos noches seguidas inolvidables, y con el pasaporte para la eternidad en el bolsillo del inmortal jerezano. Antonio intenta engancharse, sin éxito, a la ventisca de La Ópera Flamenca. Su cante es depositario de muchos quilates para insertarse como metal de baja estofa. Esto lo obliga a cantar para aficionados y señoritos en las interminables juergas de la sevillana Alameda de Hércules. Sin duda buena escuela para el cante y buena licenciatura para la vida. Incluso por esa época monta una tabernita en su pueblo que termina cerrando enseguida por ser más los gastos de las fiestas que los ingresos por consumo.Del cuarenta y uno al cuarenta y cinco canta para acompañar a Juanita Reina y Pilar López, hermana de la Argentinita. Hasta el cincuenta actúa en diferentes colmaos madrileños. Se enrola en la compañía de Teresa y Luisillo recorriendo diversos países europeos, para finalmente formar parte durante diez largos años, como destacada figura, del ballet de Antonio “El Bailarín”.Desde mediados de la década de los cincuenta, tal vez como consecuencia de la publicación de “Flamencología” de González Climent, se produce un giro de 180º en el mundo del flamenco. O tal vez, porqué la ópera flamenca termina empalagando, nuestro país necesita respirar el aire fresco de las corrientes de modernidad europeas, encaja como anillo al dedo el libro del hispano – argentino Anselmo. El caso es que esa fecha, 1955, será la que nos marca un antes y un después en el devenir flamenco. Se cierra el ciclo de flamenco – varietés y se abre la “Segunda Edad de Oro”, con una deidad suprema: D. Antonio Mairena.
El porqué de su grandeza o algunas de las aportaciones del Maestro.
Decíamos al comienzo de estas modestas líneas que consideramos al sevillano como el cantaor posiblemente más importante y trascendente de la historia conocida del flamenco. Teniendo en cuenta la necesidad de comparación que tenemos para la captación de las diferencias valiosas, vamos a exponer brevemente algunas de las peculiaridades de algunos de ellos y las aportaciones del Maestro. El Planeta y el Fillo: La conexión con la prehistoria. Antonio Mairena, recogiendo algunas de las valiosas aportaciones de la ópera flamenca, conecta la rica tradición musical de la segunda mitad del diecinueve y primer tercio del veinte con la segunda edad de oro referida.Silverio Franconetti, reordena, fija y saca al cante de los círculos íntimos llevándolo a los Cafés-cantante. Mairena recupera, “reinventa”, y graba más estilos y variantes de soleares y seguiriyas que nadie. Algunas claramente desarrolladas por él pero astutamente atribuidas a otros. Por ejemplo, ¿Hasta que punto el pobre Charamusco, y no el Maestro de los Alcores, realiza su soleá de Triana, grabada en su último disco “Al calor de mis recuerdos”? En fin, sus cantes son referencia obligada para generaciones contemporáneas y posteriores. Es la estrella mediática de los festivales, congregando por primera vez en la historia del flamenco multitudes de tres cifras.Antonio Chacón, crea, reelabora, ordena y le da el definitivo rango de jondura a los cantes libres o derivados del fandango. Además, acerca de forma definitiva el flamenco a los grandes públicos a través de los espacios teatrales. Antonio Mairena, en sus grabaciones oficiales únicamente nos ha dejado cuatro palos por esos aires minero – levantinos (Cartageneras, granaínas, malagueñas y tarantos). Ahí el jerezano es claramente superior. No así en el acercamiento de multitudes al excelso arte.Pepe Marchena, epicentro de La Ópera Flamenca, lo populariza de forma definitiva desde las plazas de toros y las ondas de radio. Previa “dulcificación” y “estiramiento hasta la extenuación de los melos”, más buscando una forma de efectismo que una transmisión musical por derecho. Consigue gran popularidad y reconocimiento. Mairena consigue éxitos tan rotundos sin distorsionar la esencialidad. Además nadie como él estuvo en posesión de la Medalla del mérito al Trabajo, la Medalla de Oro de las Bellas Artes y el nombramiento de Hijo Predilecto de Andalucía.La Niña de los Peines, además de rescatar cantes en riesgo de pérdida, se cuela en todos los hogares que disponen del correspondiente aparato de radio, y también se le puede considerar nuestra mejor embajadora allende las fronteras. A pesar de su fobia a volar, Mairena dejó muestras rotundas de la música española más genuinamente universal a lo largo y ancho del globo terráqueo. Sin embargo, en cuanto a obra grabada por Pastora y su comparación con la de Antonio, es difícil tomar partido. No obstante, dejando al margen los directos y las grabaciones privadas, su discografía de divulgación comercial asciende a doscientos un registros, de 1941 a 1983. Finalmente, Manuel Torre, transporta con su bagaje artístico toda la ancestral tradición de lo que discutiblemente se ha venido denominando cantes básicos, e incluso rizando más el rizo cantes gitanos. El cante de Manuel es el que más y mejor llega a la intelectualidad española del primer tercio del pasado siglo. Manuel de Falla, García Lorca, Rafael Alberti, Andrés Segovia, Turina, y en general todos los componentes de la Generación del 27 incluyendo a su gran mecenas Ignacio Sánchez Mejías, no sólo son grandes degustadores de este excelso arte si no que lo son del Niño de Jerez. Respecto al rol de puente entre pasado y presente en Mairena no vamos a insistir. Si lo haremos en cuanto a sus especiales habilidades sociales y su bonhomía se refiere. Sin duda, como se ha dicho, producto de su portentosa inteligencia. Habilidades que lo hacen acreedor de una consideración y trato delicado en los ámbitos del saber. Es el primer cantaor que, de forma oficial “entra” en la universidad española. Concretamente, y después de habérsele otorgado La Llave del Cante en 1962, en la ciudad de Córdoba, en la Facultad de Veterinaria de esta misma ciudad lo invistieron como profesor Honoris Causa, respondiendo Antonio con un generoso y redondo recital.
Discografía
Obra discográfica completa. (1941 a 1983) Caja con 16 CDs. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. (Pueden encontrarse como préstamo en La Casa de la Cultura).
Antonio Mairena. Actuaciones históricas. (2005) 2CDs. Actuaciones en directo desde 1970 hasta 1981. RTVE.
Flamenco y Universidad, Vol. II. Antonio Mairena. (2006) 1CD. Actuación en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, Universidad de Sevilla en Marzo de 1969. Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco.
“Así fue …” . Recital en El Taranto de Almería. (2006) 1CD. Actuación en directo el 26 de Febrero de 1977 en la Peña El Taranto de Almería. Pasarela.
50 años de luz y duende. (2007) 1 CD. Actuaciones privadas, grabadas, seleccionadas y editadas por Juan Antonio Muñoz y El Flamenco Vive. Se comercializa con el libro “Mis recuerdos de Antonio Mairena”.
Bibliografía básica. Sólo libros.
Propia:
Mundo y formas del flamenco. Primera edición de 1963. Tres ediciones posteriores. La última del 2004. Revista de Occidente. Última, Bienal de Sevilla y Peña Amigos del Flamenco de Extremadura. La redacción de este libro primordial en la bibliografía flamenca corrió a cargo del escritor Ricardo Molina.
Las confesiones de Antonio Mairena. (1976). Autobiografía elaborada por Alberto García Ulecia. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.
Sobre Antonio Mairena:
Antonio Mairena: La pequeña historia. (1988). Francisco Vallecillo. Texto elaborado en formato de entrevista por María Rosa Fiszbein y Carlos Arbelos. Fundación Andaluza de Flamenco.
Antonio Mairena, su obra, su significado. (1989). Fernando Quiñones. Cinterco.
Antonio Mairena en el mundo de la seguiriya y la soleá. (1992). Luís Soler Guevara y Ramón Soler Díaz. Fundación Antonio Mairena y Consejería de Cultura de La Junta de Andalucía.
Los cantes de Antonio Mairena. (Comentarios a su obra discográfica) (2004). Luís Soler Guevara y Ramón Soler Díaz. Tartessos.
La vida y la muerte en Antonio Mairena. (2006). José María Bonachera García. Pre – textos.
Mis recuerdos de Antonio Mairena. (2007). Juan Antonio Muñoz. Editado por el autor. (Se acompaña del CD 50 años de luz y duende).
Félix R. Lozano
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