lunes, 21 de julio de 2008

Morales alcanza la mayoría de edad flamenca.

Ya es difícil que un evento artístico pueda ser tenido como serio en tan sólo cuatro celebraciones. La asociación Morales y flamenco, lo ha conseguido. No queremos decir que el Festival esté consolidado, para ello son necesarias más ediciones. Torres más altas se han visto caer, y lo qué hoy es gloria mañana puede ser infierno. Por eso es importante qué los moralinos de nacimiento y los de adopción defiendan lo que puede ser santo y seña de tan importante localidad zamorana. Es importante que lo defiendan y apoyen. El flamenco, como catarsis de la inspiración genial obtenido a partir del rico y abundante folclore español, puede ser un elemento notable de intercambio cultural como lo ha sido siempre desde que se gestó. Y en ese intercambio Morales del Vino tiene mucho que ganar. Sobre el concepto de intercambio, se puede consultar en este mismo medio, el artículo "Pliegos de cordel" de Federico Vázquez. Escrito publicado el pasado sábado 19.
En Morales se dieron cita, aficionados, amigos, y políticos de importancia, qué degustaron todo el Festival, lo disfrutaron y se quedaron con ganas de más. Esto no sólo es bueno en sí mismo, además es indicativo de que se va por el buen camino.
Es obligado felicitar a la concejala de cultura, Ana Mulas, por sus desvelos para sacar adelante semejante trabajo que al final resultó completamente redondo. No era fácil, misa y Festival. Y qué Festival, plagado de figuras, incluso las que vienen de tapados como guitarristas o palmeros.
Abren la cita, como en las ediciones anteriores, los tres principales guitarristas: Pascual de Lorca, José María Molero y Juan Serrano, perfecto.
La airosa y preclara presentadora Ana Pedrero da la bienvenida, llamando a escena al presidente peñista y esencia de la organización, D. Eduardo Abril, al Alcalde y artífice de este evento, D. José M. Barrios, al presidente de la Diputación D. Fernando M. Maillo y al cartelista de lujo, D. Francisco Somoza. Siendo todos ellos correspondidos como merecen.
Da comienzo la parte musical del Festival con la imponente presencia del Yeyé de Cádiz cantando fuera de micrófono, con un silencio sepulcral, por toná y debla. Se acompañó por la cacha con la que habitualmente lo hace en el Florida Park. Fue el anticipo de una noche memorable.
Continua por soleares. Alcalá, Joaquín y Agustín, Andonda, dos seguidas del Mellizo, Alcalá y solearilla. Para enmarcar. Era evidente qué el Yeyé estaba sembrado y el público lo entendió así recompensándoselo con clamoroso aplauso. Las alegrías completaron su presencia sobre el escenario. Había más. Sus habituales bulerías de Cádiz terminaron por rendirnos a todos. Yeyé es un enorme artista, que en Morales triunfó, y fue reconocido como merece.
Llega el plato fuerte con el baile. Toni El Pelao y La Uchi. Y su sobresaliente grupo habitual desde hace mucho tiempo. Al toque, Juan Serrano y Luís M. Manzano, y al cante, Pepe Jiménez y Roberto Lorente. La interpretación de la caña qué hacen, en su magno espectáculo "Puro Flamenco", dedicado a al memoria de toda su estirpe, Los Pelaos, es arte de otro mítico tiempo. Ellos representan un hito que queda siempre en los privilegiados recuerdos de los amantes del arte. Flamencos y no flamencos.
El pasar de Los Pelaos por el escenario es otra cosa cuando de flamenco se trata. Son únicos y completamente exclusivos. Son indescriptibles. Hay que verlos. Y hay que darse prisa para hacerlo.
Vuelta al escenario de Toni con nuevo vestuario y el referente de la saga, farruca interpretada sin cante, sólo impulsada por el fragor de las guitarras. Esta interpretación creada por sus ancestros, es el modelo del mejor baile masculino. Sus formas son fondo del flamenco, llegándose a considerar la interpretación de este palo como de los más completos del baile de hombre.
Nuevo cambio de vestuario aprovechado por Roberto Lorente y Luís Manzano para interpretar una granaina. Aparición de La Uchi sola para bailar por alegrías. Como ocurre con la farruca en el caso del varón, las alegrías suponen la máxima expresión en el baile de mujer. Y la Uchi es mucha mujer para el festero estilo.
La vuelta a camerinos de la ilustre pareja, es aprovechada por Pepe Jiménez y Juan Serrano para ejecutar de forma magistral una tanda de soleares de Alcalá. Finaliza a legendaria actuación con el baile por romera. Sin embargo, fueron tales los aplausos y la aclamación del respetable, que hicieron un pequeño final por fiesta. Impresionante. Descanso, para continuar con lo mucho que quedaba de una noche preñada de arte flamenco de primer nivel.
Hace su aparición Nano de Jerez con la maestría instrumental de Pascual de Lorca. Tangos con repaso geográfico por Jerez, Cádiz y Triana. Con los primeros toques y quejíos el público calibró de inmediato la considerable altura motivacional de los artistas. Bulerías por soleá, para subir el nivel. Fandangos del Almendro. Seis soleares con repaso de Alcalá, Utrera y Jerez, calurosamente aplaudidas. Para redondear su actuación remata con la que sin duda es su mejor arma, las bulerías.
Cierra esta memorable noche flamenca, la gran señora del cante gaditano, Mariana Cornejo, también con el toque de Pascual. Fue una suerte para la afición oír al mismo guitarrista tocándole a dos cantaores de forma tan distinta y manteniendo su altísimo nivel. Por eso hemos calificado a Pascual como el número uno. Tientos tangos par chuparse los dedos. Como ya ocurrió el pasado año, Mariana sabía que el Festival de Morales, pese a su juventud, son palabras mayores. Que tiene un nivel altísimo. Esto unido a la excelente noche que llevábamos la obligaba a ella, la de cierre, a entregarse más si cabe. Y vaya que sí se entregó. Siguen cantiñas de su último disco, un recorrido antológico por el emblemático palo gaditano, para llevar al entregado público en las voladas del éxtasis. "Estoy tan a gusto que necesito cantar por seguiriyas". Y lo hizo de manera suprema por el señero palo. Las tres de Cádiz, dos de Francisco La Perla y una de Curro Dulce. Finaliza su actuación, para el imborrable recuerdo, por bulerías de su tierra. A Mariana la hemos escuchado en varias ocasiones, pero no recordamos actuación tan memorable.

Félix R. Lozano.

Pliegos de Cordel. Por Federico Vázquez Esteban.

La Vía o Ruta de la Plata -con ambas acepciones nos entendemos-, ha sido un trasunto de movimientos de personas, mercancías, ideas, músicas y otros variopintos aconteceres.
Muchos de ellos se transmitían a viva voz a través de los copleros, tanto juglares, ciegos y otros, y también por los Pliegos de cordel. Todo el acontecer humano y vivencial era plasmado en estos cuadernillos de cuatro a ocho hojas que, bien leído o recitado, era conocido por el personal.
Como no sabemos del origen del Flamenco y es de suponer que todo habrá contribuido a su configuración inicial, ¿quién nos desdice que también por Morales del Vino pudieron haber pasado algunos de los que estaban inmersos en esa inicial gestación? Si seguimos las primeras manifestaciones folclóricas -a través de las tonadas-, observamos que a veces parecieran una "toná flamenca". No deben andar muy lejanas las iniciales formas flamencas porque, no cabe duda de que la trashumancia y los diferentes asentamientos de las repoblaciones, habrían influido decisivamente en el primer embrión flamenco. Hasta la aparición de las primeras grabaciones no podemos atestiguar fehacientemente cómo serían las formas flamencas anteriores, ni siquiera si algunas de las primigenias se hubieran perdido. Pero no cabe duda de que el trasiego de personas, de toda condición y lugar, han dejado un poso hasta configurar definitivamente las primeras manifestaciones flamencas.
No hemos de olvidar que los primeros "cantaores oficiales" ya eran itinerantes y se iban imbuyendo de los diferentes matices que escuchaban en sus desplazamientos y en sus asentamientos varios. Me refiero a ese carácter de esponja que de siempre ha tenido "lo flamenco". Así que dejemos a la imaginación rodar y pensemos que por Morales del Vino también pasó algún inicial "cantaor", dejando el poso de afición suficiente, para que con el paso del tiempo, tenga este importante núcleo urbano, cabecera de la comarca de la Tierra el Vino, un Festival Flamenco de tronío que, a lo que parece por llevar ya cuatro ediciones, tiene voluntad de permanencia.
E imaginemos que algún pliego de cordel con letras flamencas, habría sido leído y cantado por nuestros anteriores paisanos aficionados, lo que contribuiría a dejarnos esta semilla de afición flamenca. Así que a investigar y, sobre todo, a disfrutar del legado que nos dejaron y que hemos de trasmitir a los nuevos aficionados flamencos. El Festival Flamenco de la Tierra del Vino es un buen motivo para ello.

Federico Vázquez Esteban.