lunes, 6 de septiembre de 2010

La formación en el flamenco. Por Eva Peña, profesora de baile del la Peña ‘Amigos del Cante’.

Frank J. Alvarez - Fine Art Photography: Colección Particular.

En breve comenzará un nuevo curso escolar y cada vez más gente se anima a aprender flamenco, tanto en España cómo en el extranjero proliferan escuelas, academias de baile, cante y guitarra.
Partiendo de la base de que son disciplinas muy complejas, hay que acercarse a ellas con paciencia, no se baila o se toca la guitarra en unos meses, ni mucho menos, hay que dedicarle tiempo y nunca se acaba de aprender. En cuanto al cante, es otra historia, por que la persona que quiere cantar necesita tener una garganta dotada para el cante flamenco y eso es mucho más difícil, por tanto digamos que la enseñanza se centra más en el baile y la guitarra.
En cualquier caso es muy importante elegir buenos profesores sobre todo en la iniciación, porque una mala enseñanza al iniciarte crea unos “vicios” que luego cuesta mucho corregir.
También es diferente si se quiere aprender por hobby o si se quiere hacer una carrera profesional, al igual que distinguimos entre la enseñanza oficial o privada.
En los planes de estudio actuales se puede estudiar danza flamenca y guitarra en algunos Conservatorios, para lo cual se exige superar unas pruebas de acceso, y se cursan en varios años diferentes grados, elemental, profesional y superior al igual que cualquier otro instrumento o disciplina musical.
Estos estudios oficiales te permiten obtener un título, con el que puedes acceder a compañías de danza estatales a través de una oposición, o a una plaza como profesor, y así te conviertes en un funcionario del arte.
Pero no todas las ciudades tienen la suerte de contar con un conservatorio de baile o guitarra, así la enseñanza privada se convierte en lo más común.
No debería tener que bajar el nivel de enseñanza por el hecho de que sea una academia no oficial, pero a veces ocurre, por eso tenemos que asegurarnos de que el aprendizaje es correcto, y cuándo se obtiene un nivel, siempre es muy interesante desplazarse a otras escuelas y tomar clases con diferentes profesores, si son buenos profesores, de todos se obtiene algo interesante.
Hay que tener en cuenta que no es lo mismo un gran artista que un gran profesor, hay grandes guitarristas o bailaores que no tienen capacidad didáctica, porque para la enseñanza hay que tener otras cualidades y hay que saber transmitir y desmigar muchas veces la técnica para que el alumno comprenda el compás y el sentido del flamenco, que no es fácil, y a veces un buen profesor no es un gran artista o incluso no es una persona que baile o toque en los escenarios, sino que para esa persona la enseñanza es lo primero, y es una vocación, esos son los maestros auténticos.
También hay grandes artistas ya retirados que se dedican a la enseñanza y con su gran experiencia dan unas clases maravillosas dónde sus vivencias te enseñan cómo afrontar éste arte tan difícil.
A m me gustaría destacar a un grandísimo maestro del baile, Adrián Galia, porque le admiro profundamente cómo bailaor y cómo profesor. Tiene un nivel didáctico impresionante además de ser un gran estudioso, incluso ha creado un palo flamenco que se llama “galiana”. También la gran maestra de Jerez, Angelita Gómez, toda una vida dedicada a sus alumnos y a la enseñanza; y en su escuela de Sevilla, Matilde Coral que ha formado a grandes artistas que ahora triunfan sobre las tablas. Entre grandes profesionales de la enseñanza de guitarra podemos destacar a Oscar Herrero en Madrid, o a Carlos Pacheco en Córdoba, o en el cante a Esperanza Fernández. Pero afortunadamente hay muchos más, y seguramente muchos grandes profesores anónimos que entregan su vida a la enseñanza con muy buenos resultados.
En los festivales flamencos importantes, cómo en Jerez, Sevilla, Madrid, La Unión… se desarrollan actividades didácticas paralelas, grandes figuras del cante, baile y guitarra dan cursos, a éstos cursos hay que ir ya con un cierto nivel para aprovecharlos, por que realmente se va aprender el estilo de palos muy concretos en los que destaca un artista, cómo por ejemplo, Merche Esmeralda, que destaca bailando la Guajira y suele dar los cursos de Guajira. Estas clases de los grandes realmente se denominarían clases magistrales.
En éste época de verano, hay cursos en diferentes sitios que pueden ser muy interesantes, aunque a veces son muy caros para los alumnos, pero hay que tener en cuenta que ésta es una actividad no barata. Una buena guitarra, cuesta dinero, además de las clases, los cursos… al igual que en el baile unos zapatos profesionales o semiprofesionales cuestan alrededor de 100 euros, el vestuario, etc.
Además es muy recomendable para los alumnos que sean espectadores de todas las actuaciones flamencas a las que puedan ir, que viajen a los centros geográficos flamencos por excelencia, que se hagan con una buena discografía flamenca, todo esto tiene lógicamente unos costes que muchas veces no están al alcance de todos.
Pero ahora tenemos la posibilidad de tener en Dvd muchas actuaciones, incluso clases que pueden ayudar, y las bibliotecas estatales y municipales cuentan con una colección discográfica flamenca interesante.
Siempre hay que tener un conocimiento de las tres disciplinas flamencas, el bailaor/ra debe saber de cante, hay que conocer lo que se tiene que interpretar, conocer las letras, el sentido que tienen, al igual que hay que conocer el trabajo de la guitarra y así a la inversa con la guitarra y el cante.
El cante y la guitarra para el baile tienen su particularidad y su complejidad, se escucha decir a muchos músicos flamencos que hoy son grandes figuras solistas, que los años que estuvieron “patrás”, o sea acompañando el baile, les ayudó mucho al estudio de la estructura de los palos flamencos. Declaraba recientemente Chicuelo, el estupendo guitarrista de Miguel Poveda, hablando de sus comienzos: “en las escuelas de baile te metes en la cabeza el flamenco, las estructuras de cada toque y, aunque te centras en el baile, te aclara mucho las ideas”.
Entrar en el mundo flamenco es una gran aventura, pero el alumnado tiene que tener en cuenta que se necesita un gran esfuerzo, disciplina y mucha entrega para obtener resultados, hay que admitir errores, dejarse corregir, y también los profesores tienen que ser humildes, el buen profesor es el que admite que no sabe todo, dando clase también se aprende mucho, los alumnos también te enseñan cada día y, aunque a veces es duro, aún así es apasionante; animo a todo el mundo que pruebe éste arte maravilloso y universal.
Acabo con unas palabras de Carmen Cortés, impresionante bailaora que también imparte clases, en una reciente entrevista: “En una clase antes enseñaba más la técnica, se fijaban en tu cuerpo, pero, con la experiencia de muchos años dando clases les digo dónde tienen que sentirlo, cómo tienen que hacer para que les retumbe la música y el ritmo y eso tiene que salir fuera. Muchas veces no es que no lo sientas es que no sabes cómo expresarlo, cómo sacarlo fuera.”

Eva Peña