viernes, 1 de junio de 2007

Sabiduría y pureza del flamenco.

Ya no me podía pasar hoy sin las cuatro letritas, que la inercia literaria es cosa que engancha mucho y aporta un quintal. Hablando hablando con un buen amigo y colega de la peña esta tarde, acerca de lo que supone para cada quien esta música, no puedo por menos de recordar un pasaje de un excelente texto que reza así:
"... Lo de la pureza es un mito que ocurre en todas las artes. Gente que se agarra a lo que sabe, a lo que controla, a lo que domina, a lo que entiende y cualquier cosa que se salga de ahí, desde su punto de vista, es desvirtuar lo auténtico. Creo que ese es el origen de los puristas, gente que no está abierta. Antiguamente se hablaba de cantes chicos y de cantes grandes. El cante grande estaba justificado aunque lo cantara una borrega. Y el cante chico, aunque lo cantara Camarón era cante chico. Eso se perdió un poco, pero ahora es lo mismo. Yo no quiero a un cantaor de esos puros al que de pronto me duela el oído de escucharlo. Y me meto de fiesta con un gitano que venda lotería y que me cante toda la noche por bulerías o por fandangos. Hay mucha farsa en eso de la pureza. La pureza, según ellos, es repetir lo que aprendió de chico, lo que le escucho a su padre o a su madre. Eso va en contra del arte. Y en contra de un arte que se supone que es un arte vivo como es el flamenco. Porque en la música clásica se entiende eso por respeto a los compositores, que están muertos, que dejaron partituras. Pero una música viva y se supone que cambiante y evolucionando, sólo hay que ser puros en cuanto a cantar a compás, cantar flamenco, sin descafeinar. Para mí, eso es la pureza". (Paco de Lucía en vivo. Juan José Téllez, Plaza Abierta, 2003). Como decimos algunos "quod natura non dat, Salmantica non presta"... El que es sabio y mira como mira el maestro, además de sabio resulta intemporal. Salud ¡maestro!