viernes, 19 de septiembre de 2008

Olivares Flamenco.

Por segundo año consecutivo, el histórico y alfarero barrio, centinela y compañero perpetuo en el devenir del padre Duero. Con el suave murmullo de las aguas ribereñas al fondo, el embrujo de sus flamantes aceñas y la solemnidad visual del pórtico de San Claudio abrazando suavemente al escenario, Olivares, acogerá esta noche, a las 20 horas, una insigne velada jonda. Y nada mejor que por los aires de Jerez.
La laboriosa e imaginativa Asociación de Vecinos, meritoriamente coordinada por su presidente Aquilino Pérez, por una parte. Y por la otra, la asesoría técnica del presidente de la Peña Flamenca, Eduardo Abril, lo hacen posible.
Dos son los artistas que se desplazan desde tierras jerezanas, cantaor y guitarrista. Este último sobradamente conocido en nuestra tierra ya que es un habitual en las grandes convocatorias flamencas, estamos hablando de Alberto San Miguel.
Sin embargo el cantaor, aunque también ha mostrado su arte en Zamora, únicamente lo ha hecho en el ámbito reducido de la Peña Flamenca. Y esto ocurrió hace varios años, por lo que prácticamente podíamos decir que debuta en nuestra ciudad.
José Peña Méndez, cuyo nombre artístico es Joselito o José Méndez, nace en Jerez de la Frontera el 23 de Noviembre de 1966, siendo uno de los eslabones más significativos y de más proyección de la Familia Cantaora de “Los Méndez”. Entre cuyos miembros más destacados es obligado citar a El Pili, su abuelo, y a la Paquera de Jerez, ambos ya desaparecidos. José se ha dedicado, y lo sigue haciendo actualmente, a marcar con su agudo sentido del compás los pasos de baile de lo más granado del plantel de la danza patria: Eva la Hierbabuena, El Mistela, Mario Maya, El Guito, Cristina Hoyos, Farruco, Manolete, o Manuela Carrasco, han bailado al son vocal del de Jerez. Esta nómina da clara idea del nivel del cantaor cuando es contratado por tan relevantes figuras del baile. Por supuesto que también, los ecos de su característico metal de voz se ha paseado por medio mundo. Y todavía es muy joven, teniendo un margen de mejora suficiente para pasearse por el otro medio. Dentro de su condición de cantaor puramente jerezano, Joselito es largo para lo que se acostumbra por la albariza tierra. Sin embargo, donde su cante alcanza horizontes superiores es en las bulerías y en las bulerías por soleá. Dispone de un disco individual y dos colectivos. Uno de ellos, del año 89, se trata del ya clásico, pero todavía refrescante, “De Santiago a la Plazuela”.
Una joya, como también lo va a ser, a no dudar, la ofrenda jonda que inundará la plaza de San Claudio hasta llegar al soberbio cimborrio de nuestra entrañable catedral.

Félix R. Lozano