lunes, 4 de mayo de 2009

La Josa a reventar en la XIII Noche Flamenca.

Como se había pronosticado la obligada y habitual cita flamenca de San José Obrero ha sido un rotundo éxito. Y era la trece edición. Y era una cita de cante gitano andaluz. Y era… flamenco gitano con toque americano. ¡Casi nada! Para chuparse los dedos.
La noche había sido dedicada, como no podía ser de otra manera a Aquilino de La Iglesia, Caroles. El presidente de la Peña Flamenca Eduardo Abril, glosó su importante presencia en el flamenco. También hubo recuerdos para el aficionado del Perdigón que nos abandonó el mismo viernes, Pepe Esteban.
Dio comienzo la velada con Richard Black acompañándose a sí mismo por bulerías. Precioso preámbulo de lo posterior.
Sube al escenario con un porte elegante, de otros recordados tiempos de lo jondo, Miguel, Gitano de Bronce. Traje de riguroso negro con camisa blanca asomándole por encima de la solapa. Su tez lo delata en su preciso nombre: Bronce como nuestro Viriato. Sólo su porte y su presencia merecieron la pena para acercarse a San José Obrero.
Abre la noche, Miguel de los Santos Pastor, por una fecunda entrega de siete soleares. Mezcolanza de Alcalá, Triana, Jerez y bulería por soleá. Generosísima entrega de bulerías. Tientos. O mejor, tangos lentos para saborear apaciblemente según son interpretados. Continúan por fandangos, hasta siete. Parando y siguiendo hasta un octavo. Nueva interpretación por bulerías, para dar paso al intermedio.
Magistral reinicio por soleares: ¡Hasta nueve!, incluyendo Alcalá, soleá por bulería, Onofre, Triana (Pancho y El Quino), las correspondientes de Jerez, Juaniquí de Lebrija y solearilla. Siguen por cantiñas. La Mejorana, Pinini, romera y mirabrás mezclado con los caracoles de Chacón. Muy bonito.
A petición del numerosísimo público, que llenaba completamente el ya clásico recinto, cante por toná. Miguel ejecuta la grande, sin despeinarse y además le regala al público un último fandango, para adueñarse de forma definitiva del alma de un caluroso auditorio, entendido y fiel a esta obligada cita flamenca.

Félix R. Lozano.