martes, 15 de septiembre de 2009

El corazón roto de Juana I de Castilla en el pecho de Sara Baras. Teatro Romano. Mérida, 2009.

Amigos cabales, ya estamos aquí. Un nuevo periplo flamenco comienza después del periodo estival no exento de numerosos eventos flamencos de singular importancia; léase festivales, concursos, giras de relumbrón, etc.
Al margen de los Festivales que la Peña organiza en Zamora, de todos conocidos y cuyos vídeos continuaremos subiendo a la red para vuestro disfrute y comentario, aprovecho hoy para iniciar la temporada comentando e ilustrando con imágenes propias, la excepcional representación de la obra 'Juana la loca, vivir por amor', que data del 2000, largamente premiada, y que este verano se ha exhibido en numerosos escenarios con motivo del V Centenario de la llegada de la reina Juana I de Castilla a Tordesillas donde estuvo recluida la friolera de 46 años; obra de la bailaora y coreógrafa Sara Baras puesta en escena por su compañía.
He tenido el enorme placer de disfrutar de la precitada representación en el incomparable marco del Teatro Romano de Mérida, en el ámbito de las fiestas de dicha ciudad y fuera del Ciclo veraniego de teatro clásico y danza que la entidad gestora convoca cada año con gran repercusión y no menos prestigio. Ello ha influido notablemente en el resultado final de algunos aspectos netamente mejorables, tales como la organización y venta de las entradas, que sin numerar y con idéntico precio, obligaron al espectador a guardar cola durante varias horas para poder disfrutar del espectáculo en un lugar digno como el mismo se merece. Este hecho generó descontento entre el público, que tuvo que padecer dicha espera y observar como algunos enchufados se colaban alegando ser familia de los empleados del Teatro, lo cual, sinceramente no es de recibo como tampoco lo es el hecho de que los que más corren y están en mejor 'forma' ocupan las mejores plazas de entre las 'no reservadas para los prebostes municipales'... Inadmisible... Entre el público gentes de todos los lugares de la peninsula y del extranjero que incólumes guardaron kilométricas colas para acceder... [saludos y gratos recuerdos a los aficionados de Benavente, que siguen nuestra web y este blog].
Escenografia:
Sobre el proscenio en el que descansa la impresionante 'escenae frons', convenientemente iluminada [Dominique You], se presenta un entramado liso de tarima negra para suelo y fondos, con dos plataformas para albergar a los músicos equidistantes del centro, guitarras a la derecha y percusión y cante a la izquierda. Entrada al escenario por su parte frontal y lateral. Estéticamente pierde la plástica del baile con el fondo de los metales de los instrumentos de percusión. La evolución de las figuras del baile se ve notoriamente perjudicada por un fondo algo confuso en dicha zona y que perjudica la cuidada iluminación de los vestidos a la contra, que gana enteros contra fondo liso como en otros escenarios en que se ha representado dicha obra. Mejorables la colocación de las columnas de sonido que ocultan parte del escepcional frontal del teatro, sobre todo desde angulos esquinados.
Cante:
Notable alto para las voces encargadas del cante pa'tras, a cargo de Miguel de la Tolea, Saúl Quirós, Emilio Florido y Saray Muñoz Barrul. Intensidad, compás, jondura, expresividad y buena calidad vocal en la interpretación de palos tan variados como la vidalita, seguirillas, saetas, soleás en sus variantes, etc.
Música:
Notable alto para los estupendos músicos de la compañía que fueron capaces de mantener una interpretación vibrante en casi toda la representación (hora y media), con algún que otro bajón en la calidad del sonido de las guitarras y en en el ritmo, totalmente excusable; a cargo de gente tan insigne como José Mª Banderas, David Cerreduela, Mario Montoya y Jesús Núñez a la guitarra; Antonio Suárez a la percusión.
Baile:
Como es sabido esta coreografía debida a Sara Baras con la participación en solos de José Serrano (Felipe el hermoso), es una obra ecléctica que no responde en su totalidad al más puro estilo flamenco. Encontramos en ella elementos netamente clásicos y pertenecientes a otros estilos. Ello enriquece la obra y sin duda, le agrega amplitud, de modo que puede satisfacer a un amplio espectro de público.
Con una ejecución impecable todo el joven cuerpo de baile nos ofrece una emocionante obra. Particularmente Sara Baras concita en su personal forma de hacer y bailar -con pasajes ya vistos en otras obras- y apoyada en una estética cuidada al máximo tanto en el preciosismo del vestuario, con  una rica variedad de telas y trasparencias perfectamente iluminadas, junto al correcto diseño del personaje principal y  también de los secundarios, la encarnación de momentos de la vida de la reina Juana I de Castilla , momentos que nos trasportan a los sentimientos de la mujer enamorada en sus horas más dulces, asimismo encarna a la perfección con gran intensidad los arrebtos de celos, la turbación emocional por la traición, el despecho y la locura por la pérdida del amado. Enorme Sara. El público en pie ovacionando a toda la compañía largo rato... Propina por bulerías en el fin de fiesta, con algún detalle sobrante en la participación de ajenos al espectáculo...
Solo me queda agradecer, como bien nacido, el tesón de Charo Márquez, 'la cuñadisima', sin el cual hubiera sido imposible acceder al espectáculo cuyas entradas el día de la representación eran inalcanzables ,y dedicar la presentación a nuestra bailaora oficial Eva Peña, para que consiga finalmente bailar un pasito más arriba...
Fotografía y comentarios: F. Javier Alvarez, webmaster 'Amigos del Cante'.