Homenaje al guitarrista Mario Escudero.
El flamencólogo Agustín Gómez escribió ante una de sus actuaciones: “Mario Escudero es concertista, y esta clasificación está determinada muy especialmente por el hecho observado de su técnica maravillosa”. Y ahora, a los cuatro años de su muerte se le rinde un homenaje merecidísimo: La editorial Acordes Concert ha publicado en edición bilingüe el volumen “Mario Escudero, gloria de la guitarra flamenca”, de Claude Worms, que ha trascrito y digitado nueve de sus obras: “Fiesta en Cádiz” (alegrías), “Patios de la Alhambra” (granaína), “”La Palmera” (guajira), “Homenaje a Montoya” (rondeña), “”Tonadilla” (rumba), “Manantial Andaluz” (soleá), “La grupa de mi jaca” (zapateado), “Éxodo gitano” (taranta) e “Ímpetu” (bulerías), que encontramos, además de en sus partituras, en un CD, rematado con una entrevista extraída del programa “Madrid Flamenco” de Onda Madrid.
Mario Escudero, alicantino de mil novecientos veintiocho, vivió desde niño en Madrid, donde se revelaría artísticamente, pero su primer concierto tuvo lugar en Burdeos, allá en mil novecientos treinta y siete, con solamente nueve años, siendo presentado por Maurice Chavalier, dado que su familia, con motivo de la guerra civil, se había trasladado a Francia.
Y el niño prodigio inició una trayectoria triunfal, obteniendo éxitos como el de su presentación en el Teatro Español madrileño, en mil novecientos cuarenta y cuatro, en compañía de Vicente Escudero y otras grandes figuras del flamenco. Seguidamente recorrió toda la geografía española formando parte de compañías en gira y acompañando el cante de las voces más importantes de la época, para continuar después por Europa y América dando muestras de su arte y decidiendo fijar su residencia en los Estados Unidos, desde donde se planificaron sus conciertos internacionales a partir de mil novecientos cincuenta y cinco, con su presentación en el Carnegie Hall neoyorquino.
Extendida su fama universalmente, en mil novecientos ochenta y cuatro regresó a España, para actuar en la III Bienal de Arte Flamenco Ciudad de Sevilla, participando también, al año siguiente, en la III Cumbre Flamenca de Madrid. Abrió, entonces, una academia de guitarra en la capital de Andalucía y en mil novecientos ochenta y siete, la Cátedra de Flamencología jerezana le concedió el Premio Nacional de Guitarra Flamenca. Siete años más tarde volvió a los Estados Unidos, falleciendo en Miami, en dos mil cuatro.
Arcodes Concert ha tenido el acierto de rendirle pleitesía a Mario Escudero, para que su música flamenca no caiga en el olvido y, por añadidura, pueda ser interpretada por los nuevos guitarristas.
Formato: A4.El flamencólogo Agustín Gómez escribió ante una de sus actuaciones: “Mario Escudero es concertista, y esta clasificación está determinada muy especialmente por el hecho observado de su técnica maravillosa”. Y ahora, a los cuatro años de su muerte se le rinde un homenaje merecidísimo: La editorial Acordes Concert ha publicado en edición bilingüe el volumen “Mario Escudero, gloria de la guitarra flamenca”, de Claude Worms, que ha trascrito y digitado nueve de sus obras: “Fiesta en Cádiz” (alegrías), “Patios de la Alhambra” (granaína), “”La Palmera” (guajira), “Homenaje a Montoya” (rondeña), “”Tonadilla” (rumba), “Manantial Andaluz” (soleá), “La grupa de mi jaca” (zapateado), “Éxodo gitano” (taranta) e “Ímpetu” (bulerías), que encontramos, además de en sus partituras, en un CD, rematado con una entrevista extraída del programa “Madrid Flamenco” de Onda Madrid.
Mario Escudero, alicantino de mil novecientos veintiocho, vivió desde niño en Madrid, donde se revelaría artísticamente, pero su primer concierto tuvo lugar en Burdeos, allá en mil novecientos treinta y siete, con solamente nueve años, siendo presentado por Maurice Chavalier, dado que su familia, con motivo de la guerra civil, se había trasladado a Francia.
Y el niño prodigio inició una trayectoria triunfal, obteniendo éxitos como el de su presentación en el Teatro Español madrileño, en mil novecientos cuarenta y cuatro, en compañía de Vicente Escudero y otras grandes figuras del flamenco. Seguidamente recorrió toda la geografía española formando parte de compañías en gira y acompañando el cante de las voces más importantes de la época, para continuar después por Europa y América dando muestras de su arte y decidiendo fijar su residencia en los Estados Unidos, desde donde se planificaron sus conciertos internacionales a partir de mil novecientos cincuenta y cinco, con su presentación en el Carnegie Hall neoyorquino.
Extendida su fama universalmente, en mil novecientos ochenta y cuatro regresó a España, para actuar en la III Bienal de Arte Flamenco Ciudad de Sevilla, participando también, al año siguiente, en la III Cumbre Flamenca de Madrid. Abrió, entonces, una academia de guitarra en la capital de Andalucía y en mil novecientos ochenta y siete, la Cátedra de Flamencología jerezana le concedió el Premio Nacional de Guitarra Flamenca. Siete años más tarde volvió a los Estados Unidos, falleciendo en Miami, en dos mil cuatro.
Arcodes Concert ha tenido el acierto de rendirle pleitesía a Mario Escudero, para que su música flamenca no caiga en el olvido y, por añadidura, pueda ser interpretada por los nuevos guitarristas.
MANUEL RIOS RUIZ
120 páginas. Libro de partituras. Cifrado y solfeo.
Idiomas: español, inglés y francés.
Transcripciones por Claude Worms.
Mario Escudero es uno de los grandes guitarristas flamencos de concierto de la historia. En este libro se publican nueve de sus composiciones más importantes incluyendo la bulería ‘Ímpetu’, considerada obra maestra del flamenco adelantada a su tiempo y grabada y popularizada internacionalmente por Paco de Lucía. Trabajó junto a los artistas más sobresalientes de la época, como Vicente Escudero, Ramón Montoya, Tomás Pavón, Niña de los Peines, Mairena…
En el CD se encuentra, además, una conversación con Mario Escudero recogida de una entrevista radiofónica.
En el CD se encuentra, además, una conversación con Mario Escudero recogida de una entrevista radiofónica.
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