La sencillez y el don de gentes de Simón García, Niño de la Ribera, la entrega plena y sin concesiones al cante de alivio en Rafael calderón, Niño de Olivares y la sobriedad y limpieza en el toque de Manuel Herrera, cautivan al público que se dio cita en el salón de actos de Caja Duero. Brillante comienzo de curso flamenco el de la velada del pasado martes.
Abre el acto el cacereño, cantaor y conferenciante, Simón García Bermejo, haciendo un telegráfico repaso por la historia del flamenco, “… historia que tiene muchos años, más de doscientos cincuenta”, sus diferentes etapas determinadas por los marcos referenciales de la oferta musical: Tabernas, cafés cantantes, teatros, cosos taurinos, colmaos, peñas y festivales. Salpicando esos comentarios con anécdotas personales en las que, como es lógico en un artista precoz y que tiene actualmente 74 años, compartía camerinos y escenarios con todos los grandes de la segunda mitad del pasado siglo. La disertación, amena y fácil, recibió un emotivo aplauso por parte del auditorio.
Una vez presentados por el conferenciante, hacen su entrada en el escenario El Niño de Olivares y Manolo Herrera. Soleares para abrir boca. Cádiz (Enrique El Mellizo), Utrera (La Serneta), Triana (La Andonda), Jerez (La Moreno), nuevamente Triana, Alcalá (Agustín Talega) y soleariya. Siguen con malagueña, la corta y la grande del divino Mellizo, rematadas por verdiales con acusado eco de rondeña en algunos tercios. Continúan por mariana, con letra de Francisco Moreno Galván y grabadas por Miguel Vargas y José Menese. Este cante, de bella factura musical, se oye en contadísimas ocasiones en los escenarios. Parte del cancionero popular andaluz para aflamencarse a principios del siglo pasado. Sus primeros intérpretes fueron, El Cojo de Málaga, que precisamente se dio a conocer artísticamente como El Cojo de las Marianas, y el Niño de las Marianas. Actualmente su máximo valedor es José Menese.
Encadenan una extensa muestra de bulerías muy bien ajustadas a compás. Iniciadas con las más rítmicas y dificultosas: las jerezanas de La Plazuela, para seguir con Santiago, cuplé y canción por bulería. Terminando con tres fandangos muy personales pero basados en Pichichi y Paco Cepero.
Como se ha dicho, los tres conectaron, por su impecable transmisión, con los numerosos incondicionales presentes en el patio de butacas. Hasta Noviembre.
Félix R. Lozano. Vicepresidente de la Peña Flamenca "Amigos del Cante". Zamora, 2008.
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