Nos gustaría decir que la doble sesión de la tarde y de la noche del sábado, o lo que es lo mismo, la obra teatral “Ansias de libertad” y la V Gala flamenca, fueron un completo éxito, como sin duda lo fue en lo que respecta a los artistas y a las más de quinientas personas que se dieron cita en el magno polideportivo. Para que ese éxito fuera completo sobraron quince o veinte borregos sin esquilas que con la connivencia de alguno de los bares trataron desde el principio de reventar los actos. No lo consiguieron, pero le restaron el lustre que por si mismos habrían tenido. No se merece ni la honorabilidad del pueblo de Montamarta ni la grandeza del flamenco la presencia de dichos mamarrachos bravucones, por lo que se echó de menos la correspondiente llamada a la guardia civil.
Estos hechos son más lamentables si cabe, al tener en cuenta el esfuerzo económico y humano de la corporación y de ese modelo de excelente alcalde que es Rogelio Conde, para que todo resultara perfecto. Y como no, las hábiles negociaciones de un Eduardo Abril para hacer posible lo que a veces debería entrar en el terreno de los milagros.
Como ya se ha dicho la programación flamenca del sábado 17 constaba de dos partes. En la primera, es decir la obra de teatro, en la que participaron ocho artistas, dos artistas invitados y dos técnicos, en total doce personas, fueron ejecutados once cantes como vertebración musical del drama humano. Toná, seguiriya de Diego Marrurro, soleares de Alcalá de Joaquín el de La Paula, malagueña de Chacón, tientos – tangos, bulerías y canción por bulerías, nueva tanda de bulerías perfectamente interpretadas al baile por ese primor de la estética de las formas que es Samantha Alcón, milonga con la curiosidad añadida de meter por este palo la legendaria letra “A quién le contaré yo / las fatiguitas que estoy pasando, / se las voy a contar a la tierra / cuando me estén enterrando”, habitualmente cantada por soleares de Alcalá, concretamente de Tío Joaquín. Sigue una magnífica granaina y media granaina interpretadas por El Quincalla, finalizando Paco Cruz “Tío Curro” con la caña. Emotivos aplausos con el público puesto en pie y todos los artistas saludando sobre el magno escenario de diez metros de boca.
Después del consiguiente descanso recuperador, se encara la Gala Flamenca abierta por Manuel Vera Parrilla, “El Quincalla”, al toque José Luís Scott, sobrino de José Menese, su padre es hermano de Remedios la madre del egregio cantaor de la Puebla de Cazalla, jabera, verdiales y flamenco abandolao, romera y cantiñas, seguiriyas: Tomas El Nitri, Tío José de Paula y Perico Frascola. Hacía mucho tiempo que no oíamos interpretación seguiriyera de tan alta ejecución jonda, sobre todo en la de cambio, en la de Los Puertos. Eso es pelear con el cante y quejarse por derecho. Bulerías y canción por bulerías para terminar por fandangos. El primero de Manuel Torre, el segundo de Antonio el de La Carzá, versionado por Juanito Valderrama y el último de Rafael Pareja de Triana, grabado por El Niño Gloria. Pese a la tardía hora de la noche y al frío, el numeroso público recompenso, puesto en pie, como los artistas se merecían.
Con la misma guitarra continua Paco Cruz Jiménez, “Tío Curro” (El apellido Cruz es el mismo que le dio el herrero Rafael a su hijo “Niño de Rafael”, y después “El Niño de Mairena”, para finalmente ser Antonio Mairena, o lo que es lo mismo Antonio Cruz García, el más grande de los cantaores de este excelso arte). Dos fandangos con regusto a Manuel Torre, para hacer frente a la consiguiente entrega de soleares. Empieza con recitado, sigue con Alcalá, Joaquín el de La Paula y Agustín Talega, Utrera con La Serneta, para finalizar con aires de Curo Frijones interpretados por Fernando Terremoto padre. El público los premia como merecen.
Remata esta jornada flamenca Rufo de Santiponce con la guitarra de Cándido Martín. Milonga y fandangos de Huelva recordando a los hermanos Toronjo.
Día pletórico de arte excelso el que se ha vivido en Montamarta y en el que se ha puesto el listón alto para programaciones venideras de otros municipios zamoranos.
Estos hechos son más lamentables si cabe, al tener en cuenta el esfuerzo económico y humano de la corporación y de ese modelo de excelente alcalde que es Rogelio Conde, para que todo resultara perfecto. Y como no, las hábiles negociaciones de un Eduardo Abril para hacer posible lo que a veces debería entrar en el terreno de los milagros.
Como ya se ha dicho la programación flamenca del sábado 17 constaba de dos partes. En la primera, es decir la obra de teatro, en la que participaron ocho artistas, dos artistas invitados y dos técnicos, en total doce personas, fueron ejecutados once cantes como vertebración musical del drama humano. Toná, seguiriya de Diego Marrurro, soleares de Alcalá de Joaquín el de La Paula, malagueña de Chacón, tientos – tangos, bulerías y canción por bulerías, nueva tanda de bulerías perfectamente interpretadas al baile por ese primor de la estética de las formas que es Samantha Alcón, milonga con la curiosidad añadida de meter por este palo la legendaria letra “A quién le contaré yo / las fatiguitas que estoy pasando, / se las voy a contar a la tierra / cuando me estén enterrando”, habitualmente cantada por soleares de Alcalá, concretamente de Tío Joaquín. Sigue una magnífica granaina y media granaina interpretadas por El Quincalla, finalizando Paco Cruz “Tío Curro” con la caña. Emotivos aplausos con el público puesto en pie y todos los artistas saludando sobre el magno escenario de diez metros de boca.
Después del consiguiente descanso recuperador, se encara la Gala Flamenca abierta por Manuel Vera Parrilla, “El Quincalla”, al toque José Luís Scott, sobrino de José Menese, su padre es hermano de Remedios la madre del egregio cantaor de la Puebla de Cazalla, jabera, verdiales y flamenco abandolao, romera y cantiñas, seguiriyas: Tomas El Nitri, Tío José de Paula y Perico Frascola. Hacía mucho tiempo que no oíamos interpretación seguiriyera de tan alta ejecución jonda, sobre todo en la de cambio, en la de Los Puertos. Eso es pelear con el cante y quejarse por derecho. Bulerías y canción por bulerías para terminar por fandangos. El primero de Manuel Torre, el segundo de Antonio el de La Carzá, versionado por Juanito Valderrama y el último de Rafael Pareja de Triana, grabado por El Niño Gloria. Pese a la tardía hora de la noche y al frío, el numeroso público recompenso, puesto en pie, como los artistas se merecían.
Con la misma guitarra continua Paco Cruz Jiménez, “Tío Curro” (El apellido Cruz es el mismo que le dio el herrero Rafael a su hijo “Niño de Rafael”, y después “El Niño de Mairena”, para finalmente ser Antonio Mairena, o lo que es lo mismo Antonio Cruz García, el más grande de los cantaores de este excelso arte). Dos fandangos con regusto a Manuel Torre, para hacer frente a la consiguiente entrega de soleares. Empieza con recitado, sigue con Alcalá, Joaquín el de La Paula y Agustín Talega, Utrera con La Serneta, para finalizar con aires de Curo Frijones interpretados por Fernando Terremoto padre. El público los premia como merecen.
Remata esta jornada flamenca Rufo de Santiponce con la guitarra de Cándido Martín. Milonga y fandangos de Huelva recordando a los hermanos Toronjo.
Día pletórico de arte excelso el que se ha vivido en Montamarta y en el que se ha puesto el listón alto para programaciones venideras de otros municipios zamoranos.
Félix Rodríguez Lozano, para la Peña Flamenca "Amigos del Cante"; Zamora 2008.
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