O el gran acontecimiento flamenco del año al margen de las grandes citas festivaleras zamoranas. El 19 de Abril a las 22 horas en el Hotel Sayagués, y con aforo muy limitado, tendrá lugar la cita. Creemos que ningún aficionado cabal pueda dudarlo. El Torta, el ave Fénix del arte jondo, es capaz de renacer y reinventarse cada vez con más fuerza, más fundamento, más presencia artística y más capacidad de convocatoria. Así lo hemos creído siempre los zamoranos y por eso apostamos por él en el XXXV Festival de Zamora (2005), o proporcionándole su primera actuación después de mucho tiempo en el III de la Tierra del Vino (2007). El referido sábado 19 lo volvemos a tener en cuenta. El Yeyé de Cádiz, nunca ha estado en Zamora. Al menos artísticamente hablando. Sin embargo muchas han sido las ocasiones en que se ha barajado su nombre. Por fin será posible. Estamos seguros que va a ser la primera pero no la última. El acontecimiento tiene que ver con la política de promoción del arte jondo y acceso popular al mismo que viene desarrollando la Peña Cultural Flamenca “Amigos del Cante”, haciéndolo coincidir, motivado por la intención de apoyo, con el lance taurino anual: XIII El Festival Taurino de ARZA. Juan Moneo Lara, o lo que es lo mismo El Torta artísticamente hablando, nace y crece en el jerezano barrio de San Miguel. En una entrevista efectuada por Carlos Sánchez en el 2004 para Flamenco World dice lo siguiente en referencia al apodo: “En realidad hay dos versiones. Una que dice que yo esperaba a un hombre, que tenía unas gafas de culo de botella, y venía con un carrito lleno de tortas. Yo esperaba que el carrito se quedara solo para quitarle algunas tortas. Luego me iba a la azotea y me las comía con las niñas. Pero después, según mi amigo Diego de los Santos ‘Rubichi’, lo de ‘El Torta’ me lo puso su hermana María porque yo era muy malo. Ella me decía que era más malo que el sargento ‘Torta’, que era un Guardia Civil que había aquí en Jerez, y te cogía por banda y no veas”. Su estirpe familiar cantaora se remonta a varias generaciones precedentes. De la suya tanto su hermano mayor Manuel como el pequeño Luís son claros exponentes de cualidades flamencas indiscutibles. También sus sobrinos. Su metal de voz, de jondísima musicalidad y certero compás, lo hace singular y apreciado por los aficionados más cabales. Seguidores qué, mucho más que con otros artistas, no dudan en recorrer largas distancias para ser tocados por la magia de su cante. Es uno de los más representativos en la historia del flamenco, y los ha habido en número generoso, a los que según término acuñado por Donn E. Porhen se le puede adjuntar el etiquetaje de “flamenco como forma de vida”. Sus vaivenes vitales lo pueden llevar desde los bordes más miserables de la condición humana hasta las más gloriosas cimas ungidas por el éxito. El Torta es un tanto impredecible, y tal vez esto, unido a los incuestionables méritos artísticos referidos, lo hagan tan demandado. Estará acompañado por quién bien lo conoce. Por quién bien conoce el toque jerezano y por quién ha mamado los efluvios de La Plazuela: El maestro de la sonanta y de la vida, enderezador de existencias descarriadas, Alberto San Miguel.Antonio López Olmo, Yeyé de Cádiz, como hemos apuntado más arriba, debuta en Zamora, lo que hace mucho más obligado si cabe, el disfrutar de su arte. Su apodo artístico deriva, por asociación conceptual, de su pertenencia juvenil a la comparsa carnavalesca “Los Beatles de Cádiz”, grupo de cierto éxito temporal en el que la prodigiosa voz de Antonio, como elemento estético, destacaba sobre cualquier otra cuestión de la murga. Llegaron a efectuar grabación en la época. Anticipar que el conocimiento popular que se tiene del Yeyé, no se corresponde en absoluto con su nivel artístico. Este es considerablemente superior. El hecho puede deberse a su larga permanencia en Japón, donde otorgó su exquisito arte a ese numeroso y creciente mercado oriental. Antonio López, por cierto tocayo del potentado colonial decimonónico, es, con el permiso de nuestro querido Chano Lobato, el máximo exponente actual del cante de “La Tacita”. Y al igual que el maestro, nacido, criado y formado en el mítico y flamenquísimo barrio gaditano de Santa María. ¡Casi ná!. Yeyé de Cádiz es el albacea, el eslabón de la cadena, el depositario imprescindible que nos conecta con toda esa riquísima musicalidad flamenca de la Ciudad de la Luz: Paquirri el Guanté, Francisco La Perla, Curro Durse, Enrique el Mellizo, Enrique Ortega, Aurelio Sellé, Pericón, Manolo Vargas, La Perla o el mismísimo Chano, entre otros. Pero esto con ser ya mucho, no es suficiente. Cádiz durante muchos años, casi tantos como la profunda historia del flamenco, fue capitalidad “de indias” por lo que fue crisol favorecedor de los estilos genéricamente conocidos en el decir de Antonio Murciano como “Cantes de Ida y Vuelta” (Guajiras, vidalitas, milongas colombianas y rumbas). Sin duda en esos intercambios culturales la influencia de Hispanoamérica ha sido mucho más relevante, por ejemplo en la creación y desarrollo de los tangos. La Tacita siempre estuvo ahí, y por sus rincones se extienden los vahos melódicos ultramarinos. Y el Yeyé se ha impregnado de ellos, los ha hecho suyos y se erige en autoridad indiscutible cuando de su ejecución se trata. Viene acompañado de otro maestro del toque, también como San Miguel discípulo aventajado del jerezano Rafael del Águila: José María Molero, con el que ha compartido y compartirá grabación en breve. Noche llamada a ser histórica en la densa tradición flamenca zamorana.
Félix Rodríguez Lozano, Vicepresidente de la Peña Flamenca "Amigos del Cante".
Ilustración: Plumilla. Sfumatto Fine Art PhotoStudio. Zamora,2008. Clic para ampliar.
Ilustración: Plumilla. Sfumatto Fine Art PhotoStudio. Zamora,2008. Clic para ampliar.
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