El fin de semana aprovecho para escuchar alguna de esas propuestas musicales que van surgiendo continuamente en forma de discos e incluso algún film que otro y que a lo largo de la semana resultan casi imposibles de abordar. Hay ciertas horas que indudablemente son más propicias para estos menesteres: las laxas horas de la tarde, a medida que van desgranándose los últimos minutos del día y la languidez de la luz que va decayendo en la soledad e intimidad de la casa vacía, te impulsa a escuchar alguna composición: cuando los no aficionados al flamenco permiten dar rienda suelta a la afición...
En esta ocasión he repasado dos propuestas pendientes: “Paz” de Niño Josele y “Albéniz por Cañizares”. Si, dos discos de guitarra, también algo de cante ha habido, pero sin duda le tocaba a estos que ya estaban en la UCI.
Niño Josele publica su disco en 2006. Se da a conocer al gran público acompañando a Cigala, y es por medio de éste como entra en los círculos jazzísticos de Madrid, Trueba, J. Limón y otros, amén de su contacto con Jerry González; es cuando aquel graba su “lágrimas negras” cuando conoce a Bebo Valdés quien le muestra la obra de Bill Evans a quien versiona en este disco. Por tanto, queda claro que no se trata de un disco de flamenco. Podemos escuchar alguna escala flamenca, alguna frase por alguno de los palos flamencos ortodoxos, algún picado… el flamenco se insinúa pero no hablamos de un disco de guitarra flamenca, hablamos de un disco de jazz grabado por un gitano de Almería que en su día reconoció haber sido un cantaor flamenco frustrado, como muchos ejemplos a dado la historia de esta música y que triunfa con este disco en el Village Vanguard de New York.
Se trata de un disco exquisito, con una porosa intimidad musical que impregna toda la obra. Se rodea de excelentes músicos que le acompañan y arropan en esta andadura musical, aportando pasajes tan bellos que hacen que la guitarra, en algunos casos únicamente aporte un color añadido al instrumento solista, como es el caso del saxo tenor de Joe Lovano que recorre The Peacocks, una composición de Jimmy Rowles (1918-1996), o la trompeta de Tom Harrell. La manera de interpretar esta gente, llega más que a lo musical, a convertirse en un susurro al oído, en sugerencias en voz baja, no se toca, se conversa. Todo el disco está impregnado de un swing que además de jazzístico se acerca a la aterciopelada manera de tocar de los grandes músicos brasileños, Heitor Villa-Lobos está presente en lo que la composición sugiere: armonías y fraseos y algún ritmo de bossa, y una manera de pulsar que me recuerda al gran concertista Alexandre Lagoya en sus mejores grabaciones.
Y ahora la gran pregunta: ¿Por qué tantos músicos flamencos se acercan cada vez más al jazz? Es incuestionable lo que los flamencos debemos al jazz. La ampliación del universo armónico del flamenco se lo debemos en gran medida a los grandes del jazz. Fue Paco de Lucía quien comenzó de una manera más reconocible esta andadura al compartir música y escenarios con Al Di Meola y John McLaughlin; pero en la actualidad todo el mundo se mueve en diversas claves pero pasando casi todo el mundo por el universo jazzístico: Gerardo Núñez es un concertista de guitarra flamenca que interpreta jazz con el trío que normalmente funciona, Tomatito, tío de Josele, se asocia con Michel Camilo para grabar dos discos de Jazz, Paco de Lucía ha tocado en festivales de jazz nacionales y extranjeros junto con Chick Corea, Vicente Amigo… y un largo etc. de ejemplos hay que podemos apreciar.
El fenómeno no es, sin embargo, unidireccional, afortunadamente para todos, pues otros músicos de géneros diversos se acercan al flamenco para saborear sus aires e impregnarse de sus cadencias, ritmos y melodías. Desde músicos de jazz como los mencionados, sin olvidar a Miles Davis que con las aportaciones en los arreglos de Gill Evans, en su copiosa discografía cuenta con una grabación que data de 1959-1960, en la que se interpreta una soleá en su desoladora trompeta que sin duda es referencia musical en este género… “Sketches of Spain”, hasta músicos clásicos de todos conocidos. Pero también en la actualidad grandes intérpretes de música clásica se acercan al flamenco para emplear sus mecanismos como vía de expresión personal, y estoy pensando en el violinista libanés Ara Malikian, quien recientemente pasó por Salamanca interpretando las composiciones de su última creación a dúo con la guitarra flamenca de José Luis Montón, y van ya dos discos… y muchos conciertos.
¿Es este un fenómeno, el de la fusión, global? O es la necesidad de abordar nuevos medios expresivos, lo que mueve a los grandes músicos a desplazarse y a realizar incursiones por otros géneros como medio expansivo de creatividad y expresión. Creo sinceramente que la globalización en la música no existe, la música en sí misma es, no global según el uso más reciente de este término, sino universal y la razón de que este fenómeno se produzca, la encontramos en un disco como el de Niño Josele, “Paz”, con pasajes tan íntimos a la guitarra, como los del saxo de Lovano, ten con ten… Esta es la clave amigos, la sensibilidad y la íntima expresión del ser humano hecha música lo que conecta todo este tinglado. Una recogida siguiriya, una desgarrada toná, es igual de sugerente que el susurro de una trompeta o de un saxo en un club de jazz, bajo cuatro luces teñidas del añil del humo exhalado por los silenciosos espectadores, todo es íntima sugerencia musical.
Enorme, recomendable.
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