Por favor, grandes del baile: ¡bailen…!
En estos días he estado leyendo y viendo las crónicas de la pasada XVI Bienal de Sevilla, donde la decepción ha salpicado esta vez a los más grandes: demasiada experimentación vacía que no funciona.
Vaya por delante que no he tenido la suerte se estar allí y tengo que creerme lo que me cuentan los expertos, aunque siempre son opiniones... Pero escuchándoles y conversando sobre el estado de nuestro baile, me lleva a hacer algunas reflexiones.
Es reconfortante saber que talento hay y mucho, que se destacan las grandes cualidades que tienen los artistas, la generación quizá mejor preparada que ha habido nunca, al menos técnicamente. Esto ya lo hemos comentado en numerosas ocasiones, pero quizá la desorientación artística reside en encontrar un rumbo, cuándo el rumbo a mi parecer es hacer lo que sabes hacer bien, nada más.
Ahí está el gran guitarrista Tomatito que lleva 20 años haciendo lo mismo, y haciéndolo muy bien, porque es lo que sabe hacer, también este año en la Bienal.
Me comentan que hasta Miguel Poveda cansó, algo que me resulta difícil de creer, siendo el numero uno y tan maravilloso, pero las quejas iban por las más de tres horas de su recital en las que el público echó de menos que se sentara a cantar flamenco más tradicional… y se les hizo largo, con el mérito que tiene −y mucho−, de reunir en su actuación de la plaza de toros de Sevilla, la Maestranza a 6.000 personas.
Uno de los temas más polémicos de la Bienal y de muchos festivales, es la exigencia de estrenos absolutos, algo que cómo ya hemos comentado en otras ocasiones obliga a los artistas a montar espectáculos muy rápido, llegan sin madurar y no funcionan y es muy difícil aportar ideas nuevas sin parar y sin tiempo, así al final se acaban perdiendo en un sinsentido coreográfico. Así está ocurriendo que muchos artistas repiten espectáculos e introducen un par de temas nuevos para solucionar lo del estreno, y entonces les cae la crítica encima, algo que tristemente ha ocurrido en la Bienal con Estrella Morente.
En el baile las crónicas destacan a Pastora Galván por encima del resto. Algo que no me sorprende y me alegro. La he visto bailar recientemente, una gran bailaora que dará mucho que hablar y que tiene un gran futuro. Hermana del experimental Israel Galván, ella se acerca más al flamenco tradicional, pero tiene una modernidad precisa, con unos brazos maravillosos.
Rocío Molina, la mejor bailaora contemporánea, no convenció a pesar de que baila muy bien y se deja el resto en el escenario.
Farruquito estrenó una obra en la que sorprendentemente apenas baila y su hermano Farruco si destacó bailando con la guitarra del maestro Paco de Lucía.
Y de nuevo Eva La Yerbabuena… ¿qué le ocurre a La Yerbabuena? Me dan especial tristeza las crónicas que me llegan de ella, porque como he dicho tantas veces creo que es la mejor, la número uno…, pero comparto las crónicas y la opinión de tantos flamencos de que una artista que baila tan, tan bien flamenco, sus seguidores le pedimos que por favor baile flamenco. Después de la desconcertante “Lluvia”, dónde ella deja de hacer lo que sabe hacer tan bien para disgusto del público. Recuerdo que cuando se estrenó en Madrid, en el Teatro Español, me encontraba sorprendida en la butaca viéndola bailar contemporáneo, descalza, alrededor de una mesa; una voz del público gritó: ¡ponte ya a bailar flamenco…! Bueno… era un poco el sentir de todos y prácticamente nos dejó con las ganas. Al igual que uno no espera ver a Nacho Duato bailar por bulerías…
Su estreno en la Bienal “Cuándo yo Era…” ha dejado en el público esa sensación, parece que sigue esa línea. Las crónicas destacan algún momento magistral por tangos y algunos momentos flamencos, al igual que ocurría con “Lluvia” en que hubo momentos flamencos magistrales, pero no es suficiente para alguien tan grande cómo ella.
De todas formas estoy deseando poder verla en su nuevo espectáculo y les animo a que no se lo pierdan.
Porque Eva tiene −o tenía− la justa modernidad flamenca y es la más completa bailaora aunando el equilibrio de técnica y arte, ese equilibrio que es tan difícil de conseguir y que la hace tan única, que es una pena que se pierda en otras búsquedas.
Siempre destacar el gran trabajo musical de su marido el guitarrista y compositor Paco Jarana, que la acompaña tan bien.
Hay otro tema de fondo en tanta experimentación y es que la mayoría de compañías bailan mucho en el extranjero, ante un público menos acostumbrado al flamenco y más a las vanguardias. Los artistas crean pensando en que sus obras funcionen fuera de España, las compañías hacen largas giras en el extranjero donde el público abarrota los teatros.
Pero también creo que cada artista tiene que hacer lo que siente y en lo que cree en cada momento.
Y así han pasado por la Bienal éstos y otros muchos artistas… lo que queremos es ver baile y ver arte y en estos tiempos en que es tan difícil sacar adelante espectáculos, siempre hay que agradecer escenarios cómo la Bienal o La Suma Flamenca y tantos eventos y Festivales que salen adelante muchas veces con tanto esfuerzo y dan la ocasión a tantos artistas para mostrar su trabajo y al público la ocasión de disfrutarlos,
Valoremos el gran esfuerzo de los artistas aunque a veces nos guste más y otras menos, pero cualquier trabajo lleva mucho esfuerzo, muchas horas, mucha ilusión… es un arte muy difícil, a veces muy poco valorado, e incluso económicamente muchas veces poco recompensado.
Apoyemos a los artistas con nuestra presencia y nuestros aplausos.
Así que MÁS BAILE ¡POR FAVOR!
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