Este pasado fin de semana se ha representado en el Teatro Calderón de Valladolid, durante cuatro días, el espectáculo flamenco “Carmen” por la Compañía de Antonio Gades.
A pesar del alto precio de las entradas, −algo ya habitual en los espectáculos de baile− y la incomprensible mala visibilidad de dicho Teatro; gran respuesta del público, quizá por las escasas ocasiones que tenemos en Castilla y León de ver compañías de baile flamenco o buenos solistas.
La Compañía de Antonio Gades es resultado de la creación de la Fundación de Antonio Gades, que se constituyó antes de morir el artista para conservar su obra y promocionarla. La Compañía ha recuperado sus grandes obras: Carmen, Bodas de Sangre, la Suite Flamenco y Fuenteovejuna.
Con un elenco de jóvenes bailarines, se mantiene la idea original del creador: sus coreografías, en ellas se ve plasmado claramente el sello Gades.
En ésta ocasión se presentaba oficialmente a los primeros bailarines, a saber: Vanesa Vento y Ángel Gil en el papel de Carmen y D. José respectivamente: ambos hicieron un gran trabajo de expresividad y buen baile.
Al igual que las nueve bailarinas y cinco bailarines, con la sencillez cómo protagonista y ahí es dónde estaba la belleza, una claridad y sonido justo y preciso en los zapateados, marca inconfundible de la casa Gades, sin artificios que sólo hacen ruido y resultan innecesarios.
El vestuario de ensayo, con los “maillots” que nos evocan a las que éramos estudiantes de danza en aquella época de los años 80 y 90, yo misma en ese mismo Teatro Calderón, antes de la reforma, cuándo subíamos aquellas viejas escaleras de ruidosa madera hasta la Escuela de danza de Marienma que se encontraba en los pisos altos del Teatro. Y ese ambiente de clase y ensayos es cómo se representa la obra, al igual que la famosa película “Carmen” de Carlos Saura con Antonio Gades y Cristina Hoyos.
Así comienza el espectáculo con una clase de flamenco y los ensayos de una compañía que va a representar “Carmen”. Se encuentran en un estudio de baile, y la compañía permanece en el escenario toda la obra.
De ese modo se va desarrollando el argumento de la obra: la escena de la tabacalera, la aparición de D. José, el torero, la fiesta y el drama, lo cómico y los momentos de profundo silencio.
Musicalmente alternando el audio de momentos de la ópera de Prosper Mérimée, con la música en directo a través de las profundas voces flamencas de Ángela Núñez “La Bronce”, Gabriel Cortés, Enrique Pantoja, Joni Cortés, Alfredo Tejada y las guitarras de Antonio Solera y Camarón de Pitita. Desde el “Verde que te quiero verde” casi susurrado hasta la explosión de la alegría en la fiesta por bulerías con la obligada “patá” por bulerías; mucho arte y frescura.
Destacar también el estupendo trabajo de iluminación de Roger Goffinet, siguiendo la técnica de Dominique You, el que fuera durante muchos años iluminador de Gades. Importante también la labor de dirección artística de Stella Arauzo.
Con un final, mejor dicho varios finales inesperados, regados de numerosos aplausos de un público entregado que agradecía sin parar que no acabara la obra, realmente una idea de finalizar original y muy bonita.
En estos tiempos de tanta experimentación artística dónde a veces el espectador no comprende bien lo que está viendo es un placer para los sentidos ver algo tan aparentemente sencillo, pero tan bello y bien hecho, un recuerdo tan cercano al maravilloso maestro Gades.
En propias palabras de Gades: “He tratado de llevar al baile la belleza plástica, la poesía, la música, el ritmo…”
Objetivo conseguido, gracias maestro… estaría orgulloso de ver su espíritu tan bien plasmado en el escenario…
Eva Peña, es profesora de baile flamenco en la Peña ‘Amigos del Cante’
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