Dos eran los acontecimientos flamencos de este fin de semana: viernes 16 y sábado 17. Comenzando por el viernes, poco y bueno que comentar. Podemos resumirlo en una modesta y manida frase: Rafael Churumbaque, llegó, vio y venció. Consiguió una profunda comunión con el respetable -que llenaba el coqueto salón de actos de Caja Duero, ávido de flamenco- como respuesta inteligente a su sincera entrega. Anticipar que el respetable no aplaudió fuera de lugar y sí despidió al artista con sonora y prolongada ovación puesto de pie. El cordobés se esforzó y el sabio público zamorano, capacitado para captar los matices, se lo agradeció con creces.
Algo censurable: Qué la edición de las Aulas Flamencas se titule genéricamente “El fandango”, no significa que se tengan que hacer “tres entregas” de los mismos. Por estas tierras gustamos de cantes más profundos y el artista pueda ofrecerlos, como quedó demostrado al cantar por seguiriyas. ¿Te diste cuenta de la respuesta del público? Ya sé, A. Montoya debería de haberte advertido. Y que quede claro que también nos encantan los fandangos.
Abre Churumbaque por fandangos. Destacando el de José Pérez de Guzmán y Ursaíz y el jabegote en versión del maestro Fosforito. Continúa por tientos y tangos de bella factura con profusión de los importantes ecos extremeños. Nuevamente fandangos. Siguen cantiñas. Destacar la segunda copla por el Pinini y de manera especial la siguiente, una buena interpretación de las alegrías de Córdoba, su tierra.
Vamos al palo de la verdad: seguiriyas. Ejecuta tres, la última, decididamente sublime, la memorable de Curro Durse, acotada por Joaquín La Cherna y engrandecida y fijada definitivamente por Manuel Torre. Ya sabemos, para muchos el paradigma del cante por este palo. Lo demás, … más fandangos y la demostración fehaciente de que Churumbaque quería agradar. El público lo entendió así y se lo recompensó con creces.
Centrándonos en el día después -sábado- noche flamenca en la Peña para la historia, con un Cancanilla sembrado y un Juan Antonio Muñoz exhibiendo sus mejores facultades recordando al insigne Melchor de Marchena. En un salón de actos abarrotado de público, los artistas fueron desgranando diferentes palos con una magistral ejecución y una evidente prueba del “enciclopedismo” de Cancanilla.
Antes, en los prolegómenos, Eduardo Abril anunció la dedicatoria del acto a la memoria del Dr. D. Miguel Angel Gutiérrez Coto (“Dr. Coto) -aficionado cabal de la Peña de Oviedo y comprometido con la promoción más culta de lo jondo- además de hacerle entrega de una placa a su viuda, Meil González, que visiblemente emocionada salió a recoger el detalle. La misma, estuvo muy bien respaldad por una docena de aficionados venidos desde Asturias, desplazados hasta nuestra ciudad con su presidente al frente, Guillermo Pérez de Castro. También se encontraba presente Federico Vázquez, presidente de la peña hermana “Amigos del Flamenco” de Cáceres, acompañado por dos de sus directivos.
Finalmente cabe destacar la presencia de nuestra Alcaldesa Rosa Valdeón, que junto con los concejales Luis Javier Alonso, Charo Rodríguez y Elvira Fernández disfrutaron de lo lindo, además de constituir su visita un honor para todos los presentes.
Abren los artistas la noche con una generosa y antológica entrega por soleares. Le siguen tientos – tangos dedicados a la “Alcaldesa más guapa y simpática de España”. Cinco seguiriyas y fandangos, para hacer un receso. En la reanudación comienzan con bulería por soleá. Antología de cantiñas. La bambera dedicada al concejal de turismo. Sevillanas “para escuchar” de bellísima factura. Malagueñas, la grande del Mellizo y una de Chacón. Bulerías para terminar. Sin embargo, por petición del respetable, que estaba muy a gusto, remató por toná. Hora y media de selecta música flamenca.
Resumiendo, noche completa que quedará fijada en los anales del recuerdo más escogido.
Félix Rodríguez Lozano
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