Para atribuir valor, el verdadero valor que un trabajo, una actuación, una composición o cualquier obra de creación tiene, hay que llegar en el análisis de su realidad siempre hasta el fondo. Exactamente eso es lo que con enorme valentía, lo cual le honra, expone el articulista y crítico de ‘Jondoweb’, quien me remite el editorial que publica en su web (encabezando los boletines de este mes de marzo), relativo a los recién entregados premios ‘Flamenco hoy’, edición del 2009, en los que participó; léase con atención:
Querido amigo :
Si creyera en el corporativismo profesional, gozaría de los favores y la confianza de quienes me pueden hacer la vida más cómoda. Pero tengo la insana costumbre de cuestionármelo todo, incluso a mí mismo, y esta actitud, que me procura más enemistad que cariño, me obliga personal y moralmente a hablar de nosotros, los críticos de ahora. Esos que nunca se castigan a sí mismos porque creen estar por encima del bien y del mal, y que en el ámbito del flamenco sitúan el listón a una altura fácilmente superable.
Hace unos días se celebró en Córdoba la gala de entrega de los Premios Flamenco Hoy, para los que votamos más de 60 o 70 críticos de toda España. Debo reconocer, y no lo hago en mi descargo, que este año voté con mucha prisa... demasiada... porque en el ánimo de despachar rápido el compromiso del voto, marqué mis seleccionados y no reparé en las incongruencias que presentaban los finalistas de algunas categorías. Luego, en la gala, como espectador, pero también como responsable, sentí vergüenza.
Yo, que soy uno de esos 60 o 70 críticos que votan, no alerté a la organización de que en la categoría de artista revelación, aparecía David Lagos con su segundo disco, lo que automáticamente debería descartarlo como finalista de esa categoría. Finalmente ganó, dejando sin opción a dos artistas que si son revelación. No avisé a la organización de que en la categoría de Mejor Productor (hasta hoy referida a productor discográfico) no debe aparecer una empresa de Management que no ha producido ningún disco. Los demás finalistas, si estaban asociados a un disco editado en el año, mientras que A Negro aparecía así, sin proyecto. La prisa y el exceso de trabajo, no me permitió alertar a la organización de que en la categoría de mejor DVD no debía considerarse el pack titulado "Antología" que recoge toda la obra de Estrella Morente, porque ese DVD incluido en ese producto ya fue premiado en esta misma categoría y en estos mismos premios en el año 2008. Es decir, que se le ha concedido el mismo premio dos veces al mismo trabajo...
Y estas, junto con otras perlas cuya relación convertirían en soporífero este editorial, no fueron denunciadas durante las votaciones, ni por mí, ni por nadie...
A esta circunstancia debemos añadirle que los premiados en casi todas las categorías fueron los más conocidos, salvo honrosas y escasas excepciones. Que el balance pareciera una especie de reconocimiento al glamur como único criterio, dice muy poco de la capacidad crítica del colectivo...
Lo peor fue cuando llegó el momento del ágape, y comprobé en las distintas conversaciones que mantuve con los compañeros, que de forma general, los críticos que habían votado en estos premios no habían escuchado los discos, ni leídos los libros finalistas.
Este editorial no es una declaración de intenciones, no es una denuncia, no es tan siquiera una sugerencia. Es un "mea culpa", por no haber participado más activamente en la coherencia de estos premios. A mi vergüenza, le quedará el esfuerzo de que no me confundan con este perfil de crítico que defino. Aunque debo aclarar, y ahora sí que lo hago en mi descargo, que yo si he leído, he visto y he escuchado todos los trabajos que quedaron como finalistas, y que voté con absoluto conocimiento de causa y mi criterio no fue precisamente el glamur, sino la calidad.
Kurro de la matrona, Webmaster ‘Amigos del Cante’.
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