Carlos Saura inició hace 28 años junto a Antonio Gades (al adaptar al cine su ballet Bodas de sangre) un itinerario artístico y personal que le ha convertido en el director europeo que mejor ha filmado la danza. Títulos como Sevillanas, Tango o Fados jalonan ese exitoso camino por el cine musical que desde ayer tiene su nueva parada en el Pabellón del Futuro de la Isla de la Cartuja. En el plató instalado en el edifico de la Expo 92, el director y fotógrafo aragonés ha iniciado el rodaje de su nuevo proyecto Flamenco, flamenco, "un musical en estado puro" donde vuelve a compartir cartel con su amigo Vittorio Storaro, Oscar a la mejor fotografía por sus trabajos con Coppola (Apocalypse now), Bertolucci (El último emperador) y Beatty (Rojos).
Con la producción de la empresa sevillana GPD y de la sociedad audiovisual que su hijo Carlos Saura Medrano forma con otros tres socios más (Tresmonstruos), el artífice de Carmen, El amor brujo o Iberia retoma muchas de sus constantes estéticas para contar todo lo que ha sucedido en el arte jondo desde que rodara en la antigua estación de Córdoba en Sevilla, en 1994, aquella obra llamada Flamenco que produjo Juan Lebrón.
Si entonces fue decisiva la colaboración de los hermanos Manolo Sanlúcar e Isidro Muñoz, Saura ha vuelto a confiar en éste último el fichaje de los artistas que han de plasmar en sus voces, manos y cuerpos, las nuevas encrucijadas de un arte en constante evolución. Una selección que él ha calificado ya de "exquisita" y que reunirá en las próximas semanas en el plató a a maestros como Paco de Lucía con los jóvenes valores que están tomando el relevo, caso de Miguel Poveda, Farruquito, Rocío Molina e Israel Galván. Además, según confirma el sitio digital de la productora Tresmonstruos, el largometraje contará también con la participación de Alejandro Sanz.
Con motivo del homenaje que le dedicó recientemente el Festival de Cine de Cádiz, Alcances, Saura se refirió a las posibilidades del género documental, que alabó porque "es poco costoso, permite una mirada personal y me gusta mucho". Aunque, añadió, "tras el rodaje de Flamenco, flamenco no descarto volver a hacer cine de ficción".
En este nuevo trabajo y la sexta colaboración juntos, Vittorio Storaro marcará el ritmo estético que ha de seguir la historia diseñada por Carlos Saura. Esta vez, las telas transparentes y los espejos a los que se recurrió en Sevillanas y Flamenco son sustituidos por paneles móviles que recrean famosos lienzos dedicados a la imagen de la mujer española. Saura y Storaro han convertido el estudio cinematográfico en una pinacoteca ideal en la que conviven las creaciones de Julio Romero de Torres con las de Goya y Zuloaga, entre otros artistas. La idea es filmar cómo el baile se integra en la pintura. Porque aunque en esta historia el ritmo, la música y la coreografía son protagonistas, su director quiere subrayar que "todo parte desde la luz y el color", como le enseñara uno de los mejores pintores del siglo XX, su hermano Antonio Saura.
Flamenco, flamenco mantendrá ocupado a Carlos Saura al menos dos meses en una ciudad que admira y cuya luz otoñal ha captado con su cámara fotográfica en innumerables ocasiones. Cuando termine de rodar, este artista que no presume de escritor -aunque tiene 3 novelas traducidas a más de 20 idiomas- volverá a la literatura para ultimar su nuevo libro, Ausencias.
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