
Desde el principio su fórmula ha sido sencilla -como requiere el arte que sabe defenderse a sí mismo por su valor intrínseco- pero de insuperable eficacia: la presencia de los más grandes nombres del presente y la apuesta por los grandes del futuro próximo. Como marco de su arte, espacios artísticos de nuestro patrimonio histórico, y junto a esto, la reflexión y el diálogo en torno a mesas y ciclos, el espacio para la memoria mediante homenajes y reconocimientos a figuras y lugares que ha hecho grande al flamenco, y un espacio para el público —y quién sabe si, entre él, los artistas— de mañana: los niños.
Tampoco hemos de olvidar en esta ecuación de éxito el papel que juega Madrid: el escenario que hace más grandes a los grandes y el altavoz que hace llegar los ecos del éxito hasta todos los rincones del planeta arte. Porque quien triunfa en Madrid, ha triunfado en todas partes. Así es desde hace tiempo y así será cada vez más.
Así, pues, hace ahora dos años, en 2006, la Consejería de Cultura y Turismo aceptó con Suma Flamenca la realidad de reconocer por fin el flamenco como parte del universo cultural madrileño y el reto de que Madrid ocupara el lugar que le correspondía como una de sus capitales. Y no nos hemos equivocado, porque el festival está colmando todas nuestras expectativas y, por lo que hemos visto en las dos pasadas ediciones, las de los aficionados. Por eso me gustaría decir a quienes aún no lo son, pero alguna vez han sentido algo de curiosidad por el flamenco o están abiertos al Arte con mayúsculas en la variedad que sea, que ahora es el mejor momento de acercarse: nunca encontrarán una oportunidad más adecuada de descubrir el flamenco y aprender a disfrutarlo que en Suma Flamenca.
Tampoco hemos de olvidar en esta ecuación de éxito el papel que juega Madrid: el escenario que hace más grandes a los grandes y el altavoz que hace llegar los ecos del éxito hasta todos los rincones del planeta arte. Porque quien triunfa en Madrid, ha triunfado en todas partes. Así es desde hace tiempo y así será cada vez más.
Así, pues, hace ahora dos años, en 2006, la Consejería de Cultura y Turismo aceptó con Suma Flamenca la realidad de reconocer por fin el flamenco como parte del universo cultural madrileño y el reto de que Madrid ocupara el lugar que le correspondía como una de sus capitales. Y no nos hemos equivocado, porque el festival está colmando todas nuestras expectativas y, por lo que hemos visto en las dos pasadas ediciones, las de los aficionados. Por eso me gustaría decir a quienes aún no lo son, pero alguna vez han sentido algo de curiosidad por el flamenco o están abiertos al Arte con mayúsculas en la variedad que sea, que ahora es el mejor momento de acercarse: nunca encontrarán una oportunidad más adecuada de descubrir el flamenco y aprender a disfrutarlo que en Suma Flamenca.
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